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Frío, indiferencia y pitos

Luis G. Díaz

El lunes y el frío no impidió que La Rosaleda registrara una buena entrada para presenciar el partido ante la Real Sociedad (18.057 espectadores). La afición llevaba casi dos meses sin fútbol y tenía ganas de ver al nuevo Málaga del Gato Romero, pero la posible ilusión despertada por el estreno del uruguayo en el banquillo se esfumó en una segunda parte horrible del conjunto blanquiazul, que bajó la cabeza y acabó siendo pitado por el grueso del estadio blanquiazul.

Antes de todo eso, en el minuto tres, Martiricos se acordó de Weligton y agradeció al capitán su gesto de renunciar a su ficha para permitir que Peñaranda refuerce al equipo cara a lo que queda de temporada. La Rosaleda coreó el nombre del central brasileño, que ha vuelto a demostrar su compromiso con un club al que llegó en 2007 y del que ya es leyenda.
La Grada de animación intentó animar al equipo, sobre todo durante la primera mitad, pero los dos goles del conjunto donostiarra llevaron el silencio a las gradas, un silencio que sólo se rompía con pitos y gritos por la mala imagen mostrada en el segundo tiempo. Antes de todo eso, el grupo ubicado en Gol Bajo mostró una pancarta con la siguiente leyenda: "Pedir perdón no es humillarse, es reconocer que fallamos y que queremos cambiar".
Segunda derrota consecutiva del Málaga en casa y segunda gran pitada a un equipo que tiene que mejorar mucho y pronto para evitar meterse en complicaciones en una temporada extraña que no está cogiendo buenos tintes. 

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