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Una carrera de contrastes

Luis G. Díaz

Sin apenas tiempo para el famoso "suena Míchel", el madrileño ya es oficialmente nuevo entrenador del Málaga, el tercero de una temporada que está siendo para olvidar. El técnico llega a la Costa del Sol con una dilatada trayectoria a sus espaldas, una carrera en la que ha compaginado éxitos rotundos, como clasificar al Getafe para la UEFA, con otras experiencias menos fructíferas, como la temporada que estuvo al mando del Real Madrid Castilla o su última aventura en el Olympique de Marsella. 

El primer banquillo que ocupó a nivel profesional fue el del Rayo Vallecano, en 2005. El equipo franjirrojo no logró el ansiado ascenso a Segunda con el madrileño, por lo que se marchó sin pena ni gloria de Vallecas para dirigir al Real Madrid Castilla la siguiente temporada. El filial blanco militaba en Segunda por aquel entonces y ese curso tenía una hornada de jugadores muy prometedores: Kiko Casilla, Miguel Torres, Borja Valero, De la Red, Negredo, Mata, Granero... Sin embargo, el Castilla acabó descendiendo, algo que le ha perseguido durante buena parte de su carrera.
Luego le llegó la oportunidad de dirigir en Primera al Getafe, quizás su experiencia más meritoria en los banquillos. Llegó en la 2008/2009 a falta de cinco partidos para el final de Liga y consiguió salvar al conjunto azulón, que sumó ocho puntos en esas cinco citas. Su buen papel le valió la renovación, y la siguiente campaña el Getafe logró su mejor clasificación histórica en Primera, clasificándose directamente para la UEFA. Al año siguiente, el equipo no brilló de igual manera y se salvó sin alardes. Míchel no continuó, y año y medio después recaló en el Sevilla para suplir a Marcelino, que fue destituido en febrero. En Nervión estuvo esa media temporada y media más, porque fue cesado debido a los malos resultados (el Sevilla era duodécimo en Liga).
A la amarga aventura en el equipo hispalense le siguió una más dulce en Grecia, al mando del Olympiacos, con el que consiguió dos Ligas y una Copa, además de clasificarlo para octavos de final de la Champions League, cayendo ante el Manchester United por 3-0 en la vuelta tras haber vendido 2-0 en la ida contra todo pronóstico. El último episodio de su carrera lo escribió en Marsella a cargo del Olympique, un club en el que las aguas estaban algo revueltas y donde no acabó la temporada por los malos resultados. Ahora le llega la oportunidad de volver a la liga española de la mano del Málaga, que ha confiado en él lo que resta de campaña y la próxima.
En cuanto al estilo, los equipos de Míchel siempre se han caracterizado por el buen trato del balón, por intentar salir siempre jugando, por ser atrevidos y ofensivos. A veces le ha salido bien, y otras no tanto, aunque huelga decir que a priori su idea futbolística casa con los jugadores del plantel blanquiazul. 

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