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Málaga CF
2-0
Valencia CF
Toques de prestigio
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AUDIO. Escucha otra vez los goles del Málaga
F. Godoy
Ver a La Rosaleda celebrar a base de olés una acción ante el Valencia de infinitos toques es algo poco usual. Este curso y casi cualquier otro. Debe ser eso a lo que se refería Míchel. Quería una victoria y quería imagen. Obtuvo ambas cosas. El Málaga ganó con claridad en un partido en el que casi sobró la segunda mitad.
Si esto es un esbozo de lo que se verá la temporada que viene, hay derecho a soñar. Pero hablar de eso ahora no tiene mucho sentido. Lo que sí lo tiene es ver quiénese tienen pinta de convertirse en jugadores de referencia y quiénes habría que intentar retener de cualquier manera. En este último grupo entrarían Sandro y Fornals.
Iba, iba, iba el Málaga en la primera parte, jugando suelto y sin complejos ante el Valencia, cumpliendo la petición de Míchel de dar una imagen a la altura del club, de la afición, del escudo. Hambre, presión alta, resuelto en la combinación, paciente ante la oscuridad y letal cuando tocó morder. Después de media hora madurando el partido, llegaron los goles.
Parecía que le iba más al Málaga que al Valencia en el choque. Mucha gente con ganas de demostrar cosas. Uno de ellos Ontiveros, que tenía el día. Cuando el chico está fino es un tormento para cualquiera. En uno de sus cambios de banda con Jony, el marbellí se sacó un centro mortal con la diestra para que Recio cabeceara inapelable ante Diego Alves. Estaba el centrocampista fino. Robando y llegando muy arriba, irreconocible.
Casi cuando todavía se paladaba el 1-0, llegó el 2-0. Una falta en la frontal del área que ejecutó Sandro. Su primer disparo, fortísimo impactó en Garay, pero le cayó el rechace que tras tocar en otro defensa se coló en la portería de Alves, al que pilló a contrapié. En esa misma acción Garay quedó muy tocado y tuvo que se sustituido.
Eso (además de otra acción anterior en la que Kameni también fue atendido por un encontronazo con Santi Mina en la que además fue la mejor ocasión del Valencia en la primera parte) obligó al colegiado a añadir hasta cuatro minutos. En el 44' Jony estuvo apunto de hacer el tercero, pero la jugada de las jugadas fue de Sandro, que corrió una contra de 50 metros con el balón cosido a la bota. Se coló en al área cual Messi y dribló a sus rivales, sólo le faltó definir, pero se tomó demasiado tiempo y la zaga del Valencia evitó uno de los goles del año.
En la segunda mitad hubo una evidente bajada de revoluciones y de emociones. El Málaga cedió al Valencia balón y terreno para tratar de jugar más al contragolpe. Casi le sale el plan en una contra bien dirigida por Fornals que terminó en ocasión de Sandro. Pero el ambiente era festivo, a pesar de minutos sin gracia, La Rosaleda coreó a base de olés una acción en la que el Málaga la tocó y la tocó de un costado a otro.
El Valencia tuvo una ocasión que nació de un fallo clamoroso de Keko. El camerunés, que también ha recuperado parte de su flor, aguantó firme y salvó la ocasión en la oportunidad más evidente de los valencianistas en todo el partido. Con el tiempo cumplido llegó otra, que se estrelló contra el poste. No importaba, La Rosaleda ya estaba de fiesta.
Si esto es un esbozo de lo que se verá la temporada que viene, hay derecho a soñar. Pero hablar de eso ahora no tiene mucho sentido. Lo que sí lo tiene es ver quiénese tienen pinta de convertirse en jugadores de referencia y quiénes habría que intentar retener de cualquier manera. En este último grupo entrarían Sandro y Fornals.
Iba, iba, iba el Málaga en la primera parte, jugando suelto y sin complejos ante el Valencia, cumpliendo la petición de Míchel de dar una imagen a la altura del club, de la afición, del escudo. Hambre, presión alta, resuelto en la combinación, paciente ante la oscuridad y letal cuando tocó morder. Después de media hora madurando el partido, llegaron los goles.
Parecía que le iba más al Málaga que al Valencia en el choque. Mucha gente con ganas de demostrar cosas. Uno de ellos Ontiveros, que tenía el día. Cuando el chico está fino es un tormento para cualquiera. En uno de sus cambios de banda con Jony, el marbellí se sacó un centro mortal con la diestra para que Recio cabeceara inapelable ante Diego Alves. Estaba el centrocampista fino. Robando y llegando muy arriba, irreconocible.
Casi cuando todavía se paladaba el 1-0, llegó el 2-0. Una falta en la frontal del área que ejecutó Sandro. Su primer disparo, fortísimo impactó en Garay, pero le cayó el rechace que tras tocar en otro defensa se coló en la portería de Alves, al que pilló a contrapié. En esa misma acción Garay quedó muy tocado y tuvo que se sustituido.
Eso (además de otra acción anterior en la que Kameni también fue atendido por un encontronazo con Santi Mina en la que además fue la mejor ocasión del Valencia en la primera parte) obligó al colegiado a añadir hasta cuatro minutos. En el 44' Jony estuvo apunto de hacer el tercero, pero la jugada de las jugadas fue de Sandro, que corrió una contra de 50 metros con el balón cosido a la bota. Se coló en al área cual Messi y dribló a sus rivales, sólo le faltó definir, pero se tomó demasiado tiempo y la zaga del Valencia evitó uno de los goles del año.
En la segunda mitad hubo una evidente bajada de revoluciones y de emociones. El Málaga cedió al Valencia balón y terreno para tratar de jugar más al contragolpe. Casi le sale el plan en una contra bien dirigida por Fornals que terminó en ocasión de Sandro. Pero el ambiente era festivo, a pesar de minutos sin gracia, La Rosaleda coreó a base de olés una acción en la que el Málaga la tocó y la tocó de un costado a otro.
El Valencia tuvo una ocasión que nació de un fallo clamoroso de Keko. El camerunés, que también ha recuperado parte de su flor, aguantó firme y salvó la ocasión en la oportunidad más evidente de los valencianistas en todo el partido. Con el tiempo cumplido llegó otra, que se estrelló contra el poste. No importaba, La Rosaleda ya estaba de fiesta.
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