El Málaga disfrutó de este lunes y martes de las últimas jornadas de descanso antes de las vacaciones. El equipo de Míchel quiere terminar de la mejor manera la temporada, venciendo al Real Madrid y agarrando una undécima plaza que le reportaría importantes mejoras económicas en conceptos de derechos televisivos. Sin embargo, la semana es bastante atípica porque el rival en la última jornada se jugará LaLiga Santander. Está por ver qué necesita el Real Madrid, si un triunfo o un empate, dependerá de lo que haga este miércoles en el duelo aplazado de Balaídos (21:00 horas).
Lo que está claro es que el Málaga estará desde mañana vigilado por una lupa gigantesca y apuntado por todos los focos. Cualquier movimiento será estudiado por las maquinarias propagandísticas del Real Madrid y del Barcelona, que se volcarán en función de sus intereses con el partido del domingo. Habrá colapso mediático y de protocolo y será sin duda uno de los partidos más seguidos del Málaga en su historia por la pequeña pantalla. El planeta fútbol estará pendiente de La Rosaleda.
La motivación es máxima en el vestuario blanquiazul, que quiere acabar venciendo a los blancos y celebrar ante su gente un cierre de temporada brillante. Mañana comienza la preparación física y mental para un partido de mucho estrés emocional, sólo apto para valientes y que estará arbitrado, por cierto, por el colegiado De Burgos Bengoetxea.