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El árbitro perjudicó gravemente al Malagueño

ElDesmarque

La impotencia puede ser un buen adjetivo para describir lo que sitió el Atlético Malagueño en la vuelta ante el Adarve (4-2). Los visitantes se dedicaron a perder tiempo a y a provocar durante todo el partido, pero lo peor fue que el árbitro lo consintió todo. Y para más inri, perjudicó gravemente al filial en acciones clave.

Es cierto que tuvo mucha tarea, pero hubo decisiones que a la postre condicionaron el encuentro y la eliminatoria. En primer lugar, en el minuto 18, el colegiado perdonó la tarjeta roja al visitante Héctor, que dio un codazo tremendo a Ian Soler en un salto. El central tuvo que ser atendido por una herida en la cara, pero el jugador del Adarve no vio ni amarilla.

Sin embargo, lo más gordo llegó en la segunda parte. En el minuto 51, el árbitro no concedió un tanto al Atlético Malagueño que pudo ser clave, un gol fantasma en el que el balón entró completamente, pero ni el colegiado ni su asistente lo vieron, o al menos no lo señalaron... La señal de televisión de 101 TV permitió ver la repetición de ese gol fantasma y apreciar que el balón entró enero en la portería del Adarve. Hubiera sido el 2-0 en el 51' y un mazazo tremendo para los madrileños, pero el árbitro volvió a perjudicar al Malagueño. 
Para colmo, poco después pitó un penalti muy riguroso al filial que propició el 1-1 y que acabó cargándose la eliminatoria. Hubo jugadas como la de Harper durante todo el choque en ambas áreas, pero en esa tuvo el gatillo fácil y a la postre fue decisivo ese gol.

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  1. Rosaleda

    Ahora toca reflexionar de por qué ha vuelto a ocurrir lo mismo. Jugadores que se "borran": se van a jugar con Marruecos y luego de vacaciones. Un entrenador no logra ascender al equipo por segundo año consecutivo. El club que ha dado la sensación de querer el ascenso con la boca pequeña. Si La Rosaleda no estaba disponible por qué no se habilitó el Estadio de Atletismo con la posibilidad de poder asistir más aficionados y mayor presión para el equipo contrario y para el árbitro (con 1.300 aficionados se rieron ambos de nosotros). Un equipo marrullero y veterano en un campo de mayores dimensiones y mayor presión pierden seguro. Si en el segundo tiempo no podían ni con su alma aun siendo un campo de redudidas dimensiones.