El Málaga lleva sufriendo en las últimas ventanas de fichajes un problema común, el excedente de fichas extracomunitarias. Si hace justo un año se tuvo que regalar al Granada a Ochoa pagándole la ficha para inscribir a Michael Santos, en el mercado de invierno Weligton ‘se vio obligado‘ a ceder su ficha a Peñaranda. A día de hoy los dos forman parte de la plantilla, aunque ninguno cuenta, y completan junto a Rosales las fichas de foráneos disponibles por normativa.
Se trabaja en la salida de los dos primeros, aunque en el segundo de los casos la situación es más complicada. Santos no cuenta. Lo sabe por boca del propio entrenador y ha viajado a Holanda a sabiendas de su situación y de que no va a disputar minuto alguno en los amistosos. Se le busca una cesión donde jugar y que demuestre sus cualidades tras un desembolso escandaloso por sólo un porcentaje de sus derechos.
Peñaranda es otra de las operaciones controvertidas de la ‘era Arnau’. Su aportación ha sido menos que mínima y sólo ha traído problemas desde que llegó. En los últimos días ha aparecido tras operarse por sorpresa en Roma. Estará de baja al menos hasta octubre, por lo que se antoja complicada una salida estando lesionado y tras apenas jugar en el último año. A Peñaranda le queda un año de cesión en Málaga.
Su salida no puede descartarse, como tampoco que Roberto Rosales sea nacionalizado español antes de que se acabe el mercado. El lateral derecho inició los trámites meses atrás y los papeles deberían estar al caer, aunque dependen del Ministerio. Rosales llegó a España, como es habitual en estos casos, con un visado de turista, y el periodo burocrático estimado para convertirse a todos los efectos en ciudadano español es de dos años a partir del inicio de los trámites.
El Málaga espera que al menos uno de los tres resuelva su situación y poder contar con una ficha vacante que pueda ser valiosa en el tramo final del mercado para la llegada de algún delantero descartado en su club por el mismo motivo: ser extracomunitario y no disponer fichas libres. Otra operación de ingeniería deportiva a tener en cuenta junto al dichoso tope salarial.
Menudo lince agilidoso está hecho Arnau!. Qué Dios le conserve la vista!. Ya como jugador no andaba demasiado sobrado.
Ya va siendo hora que el jeque rectifique y ponga a Antonio Fernández Benítez en el puesto de Arnau, como debió hacer antes.