Sorprendió ver por Málaga al presidente de Banfield, Eduardo Spinosa, para cerrar el fichaje de Emanuel Cecchini. Lo hizo acompañado por el abogado de la entidad, Martín Moya, y por los responsables deportivos del club blanquiazul. Todos volvían de Milán y ya habían alcanzado un pacto verbal en los términos económicos: 4 millones de euros netos más otro millón por variables. La cantidad viene como agua de mayo al club argentino, que ya vendió al Málaga a otro futbolista en el primer año de Abdullah Al-Thani como presidente: Seba Fernández.
El internacional uruguayo recaló en Martiricos también procedente de Banfield en el que fue el desembolso más importante del Málaga hasta la fecha en una incorporación (3,6 millones de euros). Entonces, los actores de las operaciones eran otros en ambos bandos, los fichajes blanquiazules eran cosa del agente de Jesualdo Ferreira y el presidente de Banfield era Carlos Portell, que logró multiplicar por tres la inversión inicial que habían hecho por ‘Papelito’.
El Málaga se hace ahora con un jugador de otro perfil bien diferente, ya que se trata de una de las más firmes promesas del fútbol argentino. El traspaso de Emanuel Cecchini, que estaba siendo seguido por importantes equipos europeos, alivia en parte la acuciante situación financiera de la entidad bonaerense que, según se publica en Sudamérica, es el segundo club con más deuda contraída con la AFA. Banfield ha vuelto a encontrar en Málaga un potosí.