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El guardián por fin obtiene su botín

Luis G. Díaz.

Quizás no acaparara tantos focos como Recio o Adrián, autores de los goles del Málaga en la victoria ante el Celta, pero Roberto tiene mucha culpa de que el conjunto blanquiazul sumase este domingo su primer triunfo liguero. Un pie salvador del meta madrileño evitó el 2-2 de Maxi Gómez en el minuto 88, un paradón que reafirma al portero malaguista y que, por fin, sirve para lograr una victoria tan importante como agónica.

Y es que Roberto venía siendo el mejor jugador malaguista durante el desastroso arranque de temporada. Siempre en su sitio, sobrio y con varias actuaciones de mérito en partidos como ante Las Palmas, Leganés o Athletic, entre otros. Pero de momento sus paradas sólo habían servido para dar un punto, aquel logrado in extremis frente al equipo vasco en La Rosaleda, otro encuentro en el que fue clave salvando al equipo. 
Míchel llegó a decir que era el único que estaba dando el nivel esperado, y no le faltaba razón. El arquero de Fuenlabrada se merecía ya que algunas de sus grandes paradas sirvieran para conseguir el primer triunfo del curso, y así fue este domingo ante el Celta. Ese pie que sacó en el mano a mano con Maxi Gómez vale dos puntos, y él lo sabía en el instante en el que vio el balón salir por encima de su portería. Lo celebró con muchísima rabia, alzando los brazos y siendo consciente de que estaba permitiendo que esa afición que nunca falla disfrutara de la primera victoria de su Málaga.
"¡Grandísimo el trabajo del equipo ayer! Grandísimo el recibimiento de la gente y el apoyo constante e incansable de la afición. Y grandísimo el cariño de los nuestros que esperaban este día y sufren con nosotros. ¡Ahora toca seguir por el mismo camino!", ha dicho Roberto este lunes a través de las redes sociales.

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