El fragor del mercado arroja otro nombre con fundamento y con sitio en la agenda de Mario Husillos. Se trata de Samu García, jugador querido y respetado en estas huestes, que salió del club entre lágrimas y contra su voluntad, y que posee una innegable calidad que encontró en Málaga, su tierra, la mejor de sus versiones. Han sido varias veces en las que su nombre ha estado vinculado al club blanquiazul desde su marcha, pero tal vez esta ocasión sea la más cercana y la más fundamentada.
Resulta que Samu, que volvió libre a España como jugador en propiedad del Levante, no cuenta para el club granota, que le ha dicho que se busque equipo. El Málaga, desde la llegada de Mario Husillos, lo sigue de cerca. Es un jugador del agrado del director deportivo, y los contactos se vienen sucediendo desde hace al menos dos semanas entre el club y el entorno del futbolista. Fuentes cercanas a las dos partes reconocen veladamente el interés y la negociación, pero también la dificultad que entrañaría sacarlo del Levante, con el que tiene una ficha importante y tres años y medio más de contrato en vigor. La fórmula de una cesión sería la más llevadera.
El Málaga busca calidad en el mercado, y además de la más que probable llegada de Ideye y de otro jugador ofensivo en los próximos días, necesita un jugador de características ajustadas a Samu, habilidoso que pueda jugar por ambos costados y también como segundo delantero. La espantada de Centurión obligaba a rastrear de nuevo el mercado y el Levante le ha abierto la puerta de par en par a Samu García, que abandonó la disciplina blanquiazul en el verano de 2015 en una operación conjunta con Samu Castillejo para fichar ambos por el Villarreal.
Él no tuvo demasiada fortuna y luego se marchó al Rubin Kazan de Rusia con Javi Gracia, donde tampoco le fueron del todo bien las cosas. La segunda vuelta del curso pasado jugó cedido en el Leganés pese a que intentó recalar antes en el Málaga. También pudo venir este pasado verano antes de firmar por el Levante, pero la dirección deportiva, comandada entonces por Francesc Arnau, desestimó su fichaje porque se buscaba otro perfil de jugador, algo parecido a lo que ocurrió con Amrabat, que también se ofreció.