¿Queda algo a lo que aferrarse pese a que el Málaga va a seguir siendo colista y la salvación va a continuar a seis puntos? Pues igual sí. El equipo sigue sin ganar y no reduce distancias con la salvación, pero la llegada de José González ha traído algo positivo: una mejoría defensiva evidente que se palpa durante los partidos y que reconocen desde el propio vestuario.
En toda la primera vuelta, el Málaga de Míchel sólo fue capaz de mantener la portería a cero en dos partidos, ante el Levante y la Real Sociedad. Y José González en dos partidos ya ha conseguido acabar uno sin encajar gol. Pero la mejoría no es sólo en cuanto a números. Sólo hay que echar un ojo a los partidos ante el Éibar y el Girona para ver que el equipo está defendiendo mejor, mucho más arropado, con las líneas más juntas, presionando con orden...
A Luis Hernández y a Ignasi Miquel se les ve más firmes desde que el gaditano ha cogido las riendas del equipo, y todo es fruto del trabajo del resto de las líneas en la presión, en las ayudas o en las transiciones. Tampoco están sufriendo defensivamente en exceso Rosales y Ricca e Iturra está hasta destacando. El gol recibido ante el Éibar llegó tras los fallos individuales de Rosales y Luis Hernández, unas desconexiones que siguen sucediendo, sobre todo cuando los nervios hacen acto de presencia, pero da la impresión que son menos frecuentes.
Esta mejoría defensiva puede y debe ser algo a lo que aferrarse para seguir soñando con la permanencia. El Málaga tiene crecer desde atrás. Es evidente que en cuanto a elaboración de juego queda muchísimo por mejorar, pero si los jugadores de ataque se quitan esa ansiedad pueden ir a más y los fichajes que queden por venir también deben ayudar. Sin embargo, lo que no es negociable es que el equipo no se puede permitir el lujo de hacer regalos en la situación en la que está. Si no encajas aseguras un punto y a partir de ahí es más fácil sumar tres. Aunque todavía no lo ha hecho con José en el banquillo.
Quien no se consuela es porque no quiere