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La rueda de prensa más deprimente en mucho tiempo

Luis G. Díaz

La comparecencia de José González de este sábado pareció más un funeral que una rueda de prensa. Nunca se había visto al gaditano tan bajo de moral y de ánimo desde que llegó al Málaga, y es que la victoria del Levante ante el Éibar hurga todavía más en la herida. Con 13 puntos en su casillero y a 14 de la salvación, el conjunto blanquiazul tiene pie y medio en Segunda y el entrenador ya no puede ocultar el sentir de todo el club, desde los jugadores hasta el último empleado. 

La prueba es que cada semana que pasa importa menos el rival, la situación en la tabla, las cuentas... El descenso es lo único que tiene en la cabeza el malaguismo, azotado durante toda la temporada por el desastroso papel que está haciendo el equipo. A veces sobran hasta las palabras, pero José explicó así ese sentir: "La cosa está más complicada que estaba ayer por la tarde, evidentemente. Con 11 puntos también estaba muy difícil, pero hemos preparado la semana como siempre, con la máxima profesionalidad, para intentar ganar. Cambia en el estado anímico lógicamente, porque se escapa una posibilidad que ya era muy remota. Pero nos centramos en nuestro trabajo".
"Cada partido lo preparamos igual y así va a seguir siendo hasta final de Liga. Es muy difícil esa brecha de 14 puntos faltando lo que queda, pero yo pienso en el Celta, en hacer un buen partido y traer tres puntos. Ya pocas alegrías le podemos dar a nuestra afición", añadió el gaditano con resignación. 
Por último, se refirió al rival del domingo: "Es un equipo que tiene muchísimo fútbol, domina el balón en todos los encuentros contra rivales de mitad de tabla hacia abajo. Tiene un potencial goleador importante, pero también encaja goles, ese es uno de sus problemas". 

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  1. Edu

    Todos mis respetos, pero es un entrenador de perfil bajo. En las circunstancias actuales del Malaga, hacia falta más un psicólogo que un entrenador en sentido estricto. Pero es amigo de Husillos, igual que lo es Michel. Hay que morir con las botas puestas, e intentarlo hasta el final. Y si no fuera.