El escaparate del desahuciado

Tras muchas temporadas consecutivas en Primera División el Málaga ha cambiado su rol. El equipo blanquiazul ocupa la última posición de la tabla y mantiene escasísimas opciones de mantener la categoría, por lo que se ha convertido en un mostrador interesante para los equipos que, ya con los deberes medio hechos, seguirán la temporada que viene en Primera. El club blanquiazul también lo hizo en las nueve campañas pasadas, fijarse en los conjuntos desahuciados para poder pescar en río revuelto y a buen precio.

Porque el Málaga, de aquí al final de curso, es un escaparate. Más allá de los futbolistas cedidos, que cuando el descenso sea matemático deberán jugar e interesar lo justo, muchos jugadores con contrato querrán mantener su estatus económico. Pero la gran mayoría de ellos verán reducidas sus fichas y cláusulas de rescisión y, aunque digan públicamente lo contrario, muchos querrán marcharse y buscar otro equipo. El Málaga, por su parte también debe soltar lastre federativo y salarial, y siempre que sean situaciones de salida interesantes para todas las partes, estará dispuesto a escuchar.
Lo cierto es que un descenso devalúa a todos, a los jugadores también, por lo que es una buena oportunidad para clubes de fichar a mejor precio a futbolistas de sus gustos que, eso sí, irán marcados por su temporada aciaga con el equipo de turno, por su descenso. Por citar algún ejemplo, que también podrían ser otros, Luis Hernández, Rosales, Keko o incluso Juanpi, pueden poseer un precio de mercado inferior al que tendrían si el Málaga permaneciera en Primera. El resto de clubes lo sabe, y los más audaces ya preparan sus propuestas para jugadores que puedan entrar en sus planes o intereses, con el lógico mercadeo de representantes e intermediarios.