No ser último tiene precio

El Málaga se ha asentado en el farolillo rojo de Primera División. El pesimismo por el descenso está extendido en casi todos los estratos del club, pero aun asumiendo el abismo de Segunda División, no será lo mismo bajar como colista que hacerlo como penúltimo o como antepenúltimo. Más allá de la dignidad que debe tener el equipo blanquiazul para pelear por la permanencia hasta el último aliento y para tratar de ganar todos su partidos, habrá un factor económico a tener en cuenta, la posición en la que finalice el campeonato. No ser último tiene precio.

Y no hablamos de la ayuda por el descenso que LaLiga Santander brinda a los descendidos por el Real Decreto-Ley que regula la venta centralizada de los derechos audiovisuales, sino del mero reparto televisivo, que también sufrirá en las arcas blanquiazules una reducción notabilísima. Así las cosas, a mejor clasificación, mayor bocado dinerario. La diferencia entre acabar antepenúltimo y hacerlo en la última posición sería, aproximadamente, de 400.000 euros, lo que costaría, por ejemplo, todos los desplazamientos de cualquier equipo en la realidad de Segunda División. Y ahora que el Málaga deberá valorar y recuperar el respeto al dinero por la importante disminución presupuestaria, no se trata de una cantidad despreciable.
De este modo, buscar la mejor clasificación posible dentro de la complejidad que supone por la actual situación en la tabla, debe ser otra motivación de la plantilla para recuperar la senda de los resultados. Además, acabar por delante de los otros equipos que desciendan les restará a ellos ese pellizco económico. Hay que añadir, sobre ese respecto de posibles competidores para la temporada que viene, que el Málaga también recibiría más dinero que el Levante, Las Palmas o el Deportivo en el capítulo de la compensación de LaLiga Santander debido a su mayor continuidad en Primera División.