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El Sadar dejó varias cuentas pendientes

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El Málaga - Osasuna es el partido con mayúsculas de la jornada 29 de LaLiga 1|2|3 y uno de los encuentros más importantes de cuantos le quedan por jugar al equipo blanquiazul. Desde el club y también desde el vestuario no paran de lanzar mensajes a la afición de la importancia del choque y del papel que debe jugar La Rosaleda el lunes. "El campo debe ser una olla a presión. Necesitamos que todo el mundo apriete. Esto es de todos, es de Málaga entera, y necesitamos que Málaga entera se vuelque. Allí nos apretaron mucho, el público metió mucha presión al árbitro y hubo factores que no pudimos controlar", afirmaba Munir este miércoles.

Y es que el encuentro de la primera vuelta fue muy duro para el Málaga. El conjunto blanquiazul se encontró un ambiente muy hostil, hubo multitud de rifirrafes durante el partido y la afición rojilla metió muchísima presión al colegiado, De la Fuente Ramos, que acabó perjudicando notablemente a los blanquiazules. El lunes será Díaz de Mera el encargado de impartir justicia.

El Málaga vio cómo le expulsaban de forma injusta a Blanco Leschuk, una decisión que cambió claramente la tendencia del partido y condicionó muchísimo a los de Muñiz (el Comité de Competición acabó quitándole la segunda amarilla al argentino). Posteriormente, el trencilla también mandó a la caseta a N'Diaye y al local Xisco. "Fue una mala respuesta a un rival que nos provocó e hizo malas cosas a mi compañero, y no puedo decir otra cosa que disculpas a todos porque no es un ejemplo para el fútbol ni para los niños", explicó tras el encuentro el senegalés, que respondió "a la provocación" del osasunista Lillo.

En aquel encuentro, el árbitro, además, castigó con tarjetas que conllevaron un partido de suspensión a Ricca y Adrián. El Málaga acabó desquiciado por De la Fuente Ramos y el Osasuna remontó en tres minutos el tanto inicial de Pau Torres y se quedó con los tres puntos. Aquel encuentro dejó varias cuentas pendientes y un poso de indignación en el vestuario. Una vuelta después, el Osasuna es líder y el partido cobra una trascendencia enorme. "El estadio debe ser una caldera", proclaman desde Martiricos. El Málaga quiere que La Rosaleda juegue a su favor y se haga notar como hizo la grada navarra en el duelo de la primera vuelta. El partido es clave.

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  1. Eduardo

    Pues yo pasaba por el salón de mi casa y me dio por tumbarme en el sofá para ver el partido y este artículo me parece poco para el robo que yo vi.

  2. Juan Carlos Ramos Diez

    Pues yo pasaba ese día por Pamplona y me dio por ir al fútbol, y lo que vi no se parece a lo que aquí se afirma. El Málaga se portó muy mal, fue muy duro con el rival, rayando lo antideportivo, le sentó muy mal el empate y acabó perdiendo, pero el árbitro no tuvo culpa. Más bien favoreció al Málaga.