La Rosaleda no gana ni para disgustos
Se le vienen atragantando los partidos al Málaga en La Rosaleda. El equipo de Juan Ramón Muñiz arrastra una racha insostenible para un aspirante al ascenso. Desde que comenzó el 2019 se jugaron siete partidos en Martiricos, con sólo una victoria para los blanquiazul. Un botín exiguo que en número se traduce en siete puntos de los 21 que hubo sobre el tapete malagueño. 14 unidades acabaron en el limbo, que suponen un lastre demasiado grande para un conjunto del calibre del malaguista en la categoría de plata.
El balance es un triunfo, cuatro empates y dos derrotas. Dos tropiezos duros. El primero ante el Reus, quizá el más amargo de la temporada; el segundo, con el Osasuna, que alejó la cabeza. Se firmaron las tablas con la UD Almería, Las Palmas, el Dépor y el Sporting de Gijón. Cuatro encuentros con diferente patrón, pero con un denominador común. Los locales padecieron de falta de mordiente para superar a su rival. No hubo exceso de ocasiones, pero sí poca eficacia en las oportunidades de las que se dispuso.
Daba su lectura Muñiz del fenómeno. "El equipo compite y trabaja, los partidos son super igualados. Se puede ver desde todos los puntos de vista, el positivo o el pesimista", aseguraba el técnico gijonés, que profundizaba: "El equipo supera situaciones adversas y saca resultados adelante con situaciones complicadas y va sumando puntos, no pierde fácil y va sumando puntos. Habrá que valorar a final de temporada si nos valen o han quedado cortos. Esperábamos de antemano la dificultad de ganar partidos".
En este tramo hubo todo tipo de iniciativas por parte del club, con una actitud y respuesta sobresaliente de la grada. Se sucedieron recibimientos y grandes entradas, pero la afición se marchó con sabor agridulce en casi la totalidad de los partidos. Contra el Dépor la afición esperó dos horas antes al autobús del equipo y creó una atmósfera de partido grande. Ante el Osasuna, en lunes, ofreció la segunda mejor taquilla de la temporada. Teniendo en cuenta el día y la hora, podría decirse que es la mejor porque frente al Granada había mucha presencia de aficionados nazaríes. Este viernes volvió a alentar, más aún en los momentos complicados, aunque se fue con un punto que resulta escaso por la dinámica que se arrastra, que ya pesa en la mochila. Lo que al inicio era un fortín comienza a ser un dolor de cabeza.