Visto el rendimiento que dio el Málaga el pasado viernes ante el Alcorcón en el estreno de Víctor en el banquillo, sobrevuela la pregunta de si el cambio de entrenador se ha realizado demasiado tarde. Pero no hay que irse muy lejos para encontrar un buen ejemplo que demuestra que puede que no haya sido un error la demora de la decisión. El Valladolid el pasado año realizó un movimiento similar y acabó ascendiendo a LaLiga Santander.
Era la jornada 34 y el conjunto pucelano caía en su visita al Nástic, por lo que quedaba en undécima posición, a tres puntos de la sexta plaza. La directiva del Valladolid decidió despedir a su entrenador Luis César Sampedro y dar el mando del banquillo a Sergio González.
Pese a perder el primer encuentro que dirigió el técnico catalán, el cambio de dinámica en el equipo vallisoletano fue latente. De las últimas siete jornadas ligueras ganó cinco y empató una, logrando meterse en el play off en la quinta posición.
A las eliminatorias el Valladolid llegó como un avión y, pese a no tener ventaja de campo en la ronda ante el Sporting, logró vencer ambos encuentros, 3-1 en Zorrilla y 1-2 en el Molinón. En el último cruce, ya que el Numancia también había dado la sorpresa ante el Zaragoza, sí tenía la vuelta en casa, aunque fue irrelevante. En la ida en Los Pajaritos el conjunto pucelano dejó prácticamente sentenciado el ascenso tras imponerse 0-3, siendo el encuentro de vuelta una auténtica fiesta con su público en un partido que acabó con 1-1 en el marcador.
El cambio de entrenador produjo un cambio de mentalidad, un refuerzo de confianza y un soplo fresco, alguien nuevo que llegó al vestuario con energías renovadas. Ese 'click' es el que espera la dirección deportiva del Málaga que se produzca en el seno del equipo con la incorporación de Víctor. En el primer encuentro las sensaciones son positivas.
Quedan siete jornadas por delante (con los puntos fijos del Reus). Cuatro partidos más en caso de tener que abordar el ascenso a través del play off. No es tarde, hay tiempo para todo. El Valladolid es un buen ejemplo, lo principal es llegar fuerte y con confianza al tramo final.