La Rosaleda vivió una fiesta merecida y necesitada. Desde el 19 de enero no se cantaba un triunfo. Ya ha llovido. Hoy tocaba. Y tocó. El Málaga arrolló por 3-0 al Oviedo, al que deja atrás en la carrera por los play off. El triunfo fue incontestable a pesar de que el Málaga se quedó con uno menos por la expulsión de Keidi Bare. Para entonces ya había anotado Adrián el primer tanto (primera pena máxima del curso). Al borde del descanso llegó el 2-0, una obra de arte de Ontiveros, y en el tramo final Cifu remató la faena tras otra asistencia de Blanco Leschuk. La Rosaleda acabó haciendo la ola, una fiesta.
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