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La mejor versión de todos en el día clave

El once inicial que dispuso Víctor ante el Real Oviedo.
J. M. N.

El Málaga necesitaba un triunfo incontestable para volver a creer en sí mismo y para que La Rosaleda, ese amuleto que andaba extraviado, también recuperase la confianza. Una victoria que se traduce en tres puntos, que implican la vuelta al play off, pero que tienen un valor trascendental en lo anímico. Al hilo del refrendo colectivo, como consecuencia directa, hubo grandes noticias en lo individual. La gran mayoría de los futbolistas que Víctor alineó mostraron su mejor versión o una muy cercana, lo que evidencia un paso adelante para el tramo decisivo de la temporada. Un hecho que aumenta la competencia en la plantilla, en favor del grupo, y complica la tarea del entrenador, que tiene ahora un amplio abanico donde elegir. Analizamos uno por uno la actuación de los 14 jugadores que disputaron el encuentro:

Munir: El marroquí apenas tuvo trabajo, sólo dos tiros a puerta del Oviedo, pero se mostró sólido cuando los carbayones se asomaban por el área malaguista. Con Víctor tiene más protagonismo con los pies en la salida de balón, donde sí se le aprecia alguna debilidad, especialmente en el desplazamiento en largo. Titular indiscutible hasta ahora, esa confianza le aporta seguridad.

Cifu: Su fotografía es la del tercer gol, segundo de la campaña, donde aún le quedaban fuerzas para esa carrera de 50 metros donde a cada metro ganaba más espacio a los rivales. Pese al esfuerzo definió con maestría. Sobrio en defensa, Saúl Berjón tuvo poco margen de maniobra.

Luis Hernández: Primeros minutos con Víctor, pero gran partido del madrileño. Volvió a formar pareja con Pau y estuvo atento a cualquier acercamiento de los de Sergio Egea. Contundente por arriba y por abajo, no tuvo ningún despiste. Falló un par de pases en la creación desde atrás, pero se mostró como líder de la defensa.

Pau Torres: En su línea habitual, concede muy poco. Tenía un encuentro complicado ante la doble punta asturiana compuesta por Joselu e Ibra. Una combinación de fortaleza y velocidad que junto con Luis Hernández supieron contener. El atacante onubense después mostró su frustración, lo que da alcance de cómo lo pasó con la pareja de centrales malaguistas.

Juankar: De la enfermería al césped casi ocho meses después. Efectivo en defensa, ayudó al equipo a ser más profundo y a hacer más ancho el campo en la salida de balón. Con Ricca lesionado y Brezancic inédito, su vuelta es un alivio. Ofrece unas características que sólo él tiene en la plantilla para el lateral izquierdo. Se entiende bien con Ontiveros y ya dejó alguna carrera hasta la línea de fondo donde demostró estar recuperado.

Keidi Bare: El lunar de una noche plácida. Estaba siendo imprescindible con el entrenador madrileño, pero se equivocó a la media hora de juego. Es reincidente en este aspecto y es uno de sus puntos de mejora más claros. Intentó controlar un balón aéreo y levantó demasiado su pierna derecha, impactando sus tacos en el pecho de Ibra. Dejó al conjunto blanquiazul con unos menos, pero la labor altruista de sus compañeros hizo que se notara poco su ausencia.

N'Diaye: En muchos momentos pareció el pilar del proyecto que se incorporó en verano. Abarcó muchos metros de césped y se mostró imperial en los duelos individuales, aprovechándose de su físico imponente. El Málaga necesita esa versión dominante en lo que queda de fase regular (en el play off no estará). También tuvo algún acercamiento a las postrimerías de Champagne, una faceta en la que con Víctor se prodiga con más asiduidad.

N'Diaye, en una disputa del encuentro.

Renato Santos: Viene siendo un fijo en el costado derecho. Muchas veces acusa de dar toques demás, con los que no gana ventaja, pero suele cumplir con su tarea. El técnico lo quiere pegado a la cal sirviendo balones al área y cumple con su función. Estiró el campo ante la presión alta del Oviedo, pero sus compañeros no acabaron de encontrarle. Le cuesta acercarse al sobresaliente, pero en la mayoría de las ocasiones cumple.

Ontiveros: El hombre de la victoria. Si conduce su talento por el camino adecuado es imparable. Forzó el penalti y asestó en rejón mortal con el segundo, un tanto de muy bella factura. Víctor lo ha metido en vereda y es el líder ofensivo del club de Martiricos. Marca la diferencia y el equipo nota mucho cuando desequilibra. Sus grandes noches ahora también lo son para el Málaga, algo que no siempre fue así. Es el máximo argumento para el ascenso.

Adrián: Noveno gol para el madrileño, este último de penalti. Tuvo la decisión de tirarlo y meterlo, un instante que cambió el signo del choque. Más allá, destacó por remangarse y bajar al fango. La expulsión de Keidi hizo que retrasara su posición y ahí estuvo sobresaliente. Bregó y dio, junto con N'Diaye, el equilibrio necesario para que no se notara la ausencia del albanés. Partido muy completo y en tareas donde suele estar discutido.

Blanco Leschuk: Espléndido, aunque es casi norma, incluso sin ver portería. Al delantero sólo se le achaca el gol, pero de ser un goleador quizá no estaría en La Rosaleda. Trabajo incansable y una demostración de inteligencia en el césped soberana. Ayudó a que el Oviedo no pudiera embotellar al conjunto malagueño con su presencia, ganando muchos duelos ante los dos centrales asturianos, en campo contrario. Excelente pase a Cifu para que pusiera la guinda. Otra actuación de aúpa para el de Mendoza, pieza esencial.

Diego González: Entró para dar refresco a un exhausto Juankar. Se aprecia que en el lateral se siente más incómodo, pero cumple en labores defensivas. Aún tiene que hacerse a la posición, pero el aprobado lo da. No desentonó en un equipo que andaba cuesta arriba a su entrada.

Iván Alejo: Volvió a gozar de minutos después de quedarse en la grada en Cádiz. Esta vez, por la izquierda. Le fluye más el juego por la derecha, pero tuvo alguna acción que debe ayudarle a recuperar la confianza. Champagne le sacó una buena parada a un disparo bien dirigido. Hasta ahora no consiguió dominar la categoría, lo que se le pide, pero aún está a tiempo de ser decisivo. De momento parte desde la segunda línea de parrilla.

Koné: Otro de los que reapareció en una noche doblemente especial para el costamarfileño. Con Seleznyov fuera del mapa y Harper casi desaparecido tiene buen panorama para ser el revulsivo que el Málaga necesita para el frente de ataque. Posee desequilibrio y velocidad, justo lo que se demanda para ese rol. Si está en un estado físico óptimo es un arma muy preciada para el momento cumbre de la campaña.

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