Okazaki se ofreció a cobrar el mínimo para poder ser inscrito

El Málaga CF encaró la última jornada de mercado teniendo muy claro que las inscripciones pendientes eran casi imposible regularlas. Debía producirse un milagro y se trabajó en ese sentido. Pero el esperpento se consumó y se tuvo que rescindir el contrato de Okazaki, que se marchará al Huesca con casi total probabilidad, y mantener en plantilla sin ficha a José Rodríguez, Iván Rodríguez y Mula, que expusieron su malestar por diferentes vías públicas, privadas e incluso judiciales.

Okazaki agotó hasta el último minuto para ser inscrito. Era su ilusión y su deseo. Y lo sigue siendo a medio plazo. LaLiga le comunicó hace casi dos semanas a uno de sus representantes, Manel Ferrer, la situación y la imposibilidad de que pudiera jugar con el Málaga en este escenario. El delantero quiso permanecer en la plantilla blanquiazul hasta el final para exprimir todas las opciones. No bajó el rendimiento en el trabajo y, aunque los nervios se acrecentaban con el paso de los días, su comportamiento e implicación fueron ejemplares (no quiso ir con Japón). Sus agentes habían pactado su salida al Huesca si finalmente no podía ser inscrito, pero sería la última solución al problema.

Okazaki se personó en las oficinas de Martiricos en la noche del cierre del mercado. Estuvo hasta pasada la medianoche. Allí estuvieron también sus dos agentes. Se le dieron vueltas a todas las opciones, y el jugador incluso se ofreció a bajarse el sueldo al mínimo (80.000 euros) para poder seguir. Esto es más de cuatro veces menos de lo que tenía estipulado. La estrella de la selección de Japón y campeón de la Premier estaba loco por quedarse en el Málaga. Sólo unas semanas en la Costa del Sol le bastaron para poder sentir el cariño de todos y no querer marcharse. LaLiga había concedido al Málaga un permiso especial para poder inscribir hasta a cuatro jugadores por el salario mínimo profesional en la categoría. Así llegaron Benkhemassa, Sadiku y Lorenzo González, y podrá llegar un cuarto ahora dentro del mercado de jugadores libres si así se estima.

Sin embargo, había más requisitos que cumplir, además del salario mínimo para esta campaña. Por ejemplo, de esos cuatro jugadores sólo uno podía ser cedido (Sadiku, cuyo sueldo paga casi entero el Levante). También un número determinado de partidos el curso anterior (máximo 20 encuentros con 45 minutos jugados). Y también un mecanismo que LaLiga emplea para evitar picardías económicas y que fue lo que frustró la inscripción del japonés tras su ofrecimiento voluntario de rebaja. La patronal no permite que esos jugadores que cobren forzosamente el mínimo percibieran más del doble de esa cantidad la temporada anterior (160.000 euros). Esto fue lo que frustró la inscripción de Okazaki, ya que su contrato en el Leicester era muy elevado.

El japonés acabó rescindiendo cuando no hubo más remedio. Sin embargo, quiere volver. Y así está estipulado si el equipo blanquiazul asciende a LaLiga Santander. En su contrato inicial con el Málaga firmó un año más otro en caso de ascenso. Así, si eso ocurre, y aunque también ascendiera el Huesca, Okazaki podría cumplir su ilusión frustrada de jugar en el Málaga. Serían dos buenas noticias en una.