Anduva es el próximo territorio a explorar por el Málaga CF, que tratará de sanar sus heridas -dos derrotas consecutivas- con un triunfo en un campo que sólo ha visitado una vez en su historia. No fue en la competición doméstica, sino en la Copa del Rey 2015-16. Con Javi Gracia jugándose la cabeza entonces, y después de un empate en casa ante el Granada, el cuadro blanquiazul abrió fuego en los dieciseisavos coperos de aquella temporada en Miranda de Ebro.
2-1 fue el marcador final, que dejaba cierta esperanza al equipo de cara al compromiso de vuelta. En Anduva, con un once plagado de poco habituales como Tighadouini, Espinho o Filipenko -incluso Mastour entró en la convocatoria-, fue Álex García el que abrió el marcador para los locales rebasada la media hora de juego. Replicó poco después del descanso Roque Santa Cruz, que dio alas a un equipo, el malaguista, que terminó descomponiéndose en la recta final. Así llegó el 2-1 definitivo, obra de un Lago Junior que fue determinante para el signo de la eliminatoria y que ahora juega en Primera con el Mallorca.
Antes del choque de vuelta el Málaga sobrevivió a San Mamés y concretó una remontada agónica y reparadora en Vallecas, cuando Gracia ya comenzaba a oler a chamusquina. Los aires cambiaron por Martiricos -llegaron tres triunfos consecutivos más en Liga-, pero el Mirandés asaltó La Rosaleda también en el segundo envite copero. Se recuerda de aquella noche a un Málaga al que nunca se le notó la necesidad de obrar la remontada, lo que motivó aún más al Mirandés a conseguir su propósito. Ya en la recta final de partido, de nuevo Lago Junior dilapidó las opciones en Copa para el Málaga y provocó una bronca en el estadio costasoleño.