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Cristo: una llamada de Casanova, el recuerdo del San Félix y el cine como desconexión

Recopilado de imágenes de la carrera de Cristo.

Cristo Jesús Romero (Algeciras, 2000) es el último producto de La Academia que cruzó la pasarela que lleva de la Federación a La Rosaleda. Un lateral zurdo ya con ADN blanquiazul, lleva casi una década en el club de Martiricos, que saltó la barrera del primer equipo. Las circunstancias del equipo malagueño están propiciando que los debutantes no se espacien tanto en el tiempo. El gaditano lo hizo el sábado frente al equipo de fútbol por bandera de su tierra, el Cádiz. ¿Quién es Cristo y cómo llegó hasta aquí?

"Empecé con seis años en Los Pastores de al lado de mi barrio y empecé jugando en una categoría mayor, en benjamín de segundo. De ahí estuve en Los Salesianos y al Taraguilla y ahí me vio el Málaga y con 12 años para el Málaga CF", cuenta el joven, que reconoce que había alguna proposición más sugerente sobre la mesa: "El Sevilla también estaba detrás y me llamó Casanova y me lo planteó todo bien, estaba más cerca de mi casa, no me lo pensé mucho". La llamada del catalán, fallecido hace un par de años y con un instinto especial para detectar talento, tocó la tecla adecuada. ¿Qué le vendió? "Cercanía, el proyecto era bastante bueno y eso fue lo que más me hizo decidirme", explica.

Con 12 años, el jugador cambió Algeciras por Málaga y voló del nido familiar. "Es complicado tan chico, al principio se hace duro. Lo supe llevar bien y te acabas acostumbrado a esta vida, se hace normal. Al principio cuesta bastante", comenta Cristo, que fue subiendo escalones en la cantera malaguista. Uno de sus momentos cúspide fue la temporada 2017/18, que jugó en División de Honor con el San Félix, vinculado al Málaga, donde también estaban Ismael Casas, Ramón Enríquez o Gonzalo. "Ese año fue increíble, nunca se va olvidar. Trabajamos muchísimo y lo que vivimos es imposible de olvidar. De los mejores que he estado en el Málaga", recalca Cristo.

"Éramos muy unidos e íbamos todos unidos, era nuestro fuerte. Estábamos super unidos y eso fue lo fundamental para llegar", añade el defensa de aquel histórico equipo que alcanzó las semifinales de la Copa del Rey juvenil, al que apeó el Real Madrid. La miel y, acto seguido, la hiel. La campaña pasada volvió a vestir de blanquiazul, aunque las lesiones frenaron esa interesante proyección, al punto de tenerle casi medio año en la grada. "Fue difícil, paciencia, tranquilo y supe llevarlo. Un jugador quiere jugar siempre y demostrar todos los días lo que vale", afirma.

Quizá esa experiencia le hiciera dar varias zancadas en el aspecto mental, esencial para abrazar y asentarse en la élite. "El debut fue increíble, más en casa y con la afición. Nunca se me olvidará", asegura de su estreno con el Málaga, aunque no levanta los pies del suelo, quizá una de las claves de su llegada: "Intento todos los días trabajar y dar al máximo y que las cosas vayan viniendo poco a poco. Estoy tranquilo, sé donde estoy y cual es mi equipo (en referencia al Atlético Malagueño). No estoy que si entro en el primer equipo, estoy con calma. Cuando me toca bajar bajo sin problema".

Un apasionado del cine y las series

No se sale de lo común Cristo cuando se le cuestiona por sus aficiones para olvidar el césped y el balón. "Me gusta la play, dar un paseo con los amigos...", dice el joven, que admite ser un apasionado del cine y de las series. Comparte lugar de nacimiento con Álvaro Morte, el 'Profesor' en la conocida La Casa de Papel, aunque reconoce que aún no lo conoció. Suple en el Málaga a uno de sus referencias futbolísticas, Juankar, del que dice que aprende día a día. Tiene dos espejos más en los que mirarse, aunque tiene que mirar más arriba, Jordi Alba y Marcelo.

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