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Las anécdotas más inconfesables de Darío Silva

Darío Silva, durante la emisión del programa (Capturas: Vamos).
F. N.

Darío Silva, genio y figura para la eternidad, fue uno de los protagonistas del programa de Movistar + 'Los Otros', que este martes emitió un interesante reportaje titulado 'Arruinados'. El uruguayo fue protagonista junto a otro exjugador de LaLiga como Óscar Téllez y contó, además de su nueva faceta laboral como trabajador de la conocida pizzería Frascati, los motivos que le llevaron a perder prácticamente todo lo que había conseguido como futbolista.

Con su sonrisa eterna y sin caer en lamentos excesivos, Darío hizo repaso de su carrera y por supuesto reparó en lo que dio de sí su etapa en el Málaga CF. Contó varias anécdotas a cada cual más interesante, sus noches de fiesta, las timbas de póker que organizaban varios jugadores de aquella plantilla o cómo el gobierno uruguayo le estafó una importante suma de dinero. A continuación, lo más destacado de lo que contó el charrúa:

No se le caen los anillos con su nuevo trabajo

"Vivo más cerca que todos y tengo las llaves. Abro la persiana, limpio, friego, limpio los baños. Somos una familia, cada uno hace lo que puede. A mi no me duele nada por barrer ni limpiar. La gente que viene aquí tiene exigencias, le gusta comer bien y estar bien. Me gusta este desafío que tengo".

Una pizzería que conoce bien

"Concentraba en el hotel de al lado y veía esta pizzería. Salía a caminar, me fumaba mi cigarrito y me tomaba el café aquí. Yo no entiendo cuál es el problema de que yo trabaje, se quejan de que soy pizzero pero, ¿de qué quieren que trabaje? ¿De ministro del interior?".

Cuando el gobierno uruguayo le estafó

"Hice un negocio por el que tenía que comprar una máquina en China para asfaltar. Me reuní con el presidente, mandé el dinero y hasta el día de hoy jamás apareció la máquina. Perdí el dinero y la casa que tenía en garantía que también se quedó el gobierno. La casa valía 300.000 euros más la máquina, que eran 450.000. Me asesoré conmigo mismo, compré sólo lo que a mí me gustaba".

El Lamborghini de Italia

"Cuando llegué a Caglari me compré un Lamborghini Diablo violeta, era muy llamativo. En todo momento sabían dónde andaba, me tenía preocupado. Después cambié de coche para pasar desapercibido".

Darío y la noche malagueña

"Todo el mundo dice que yo iba a las discotecas, era algo obvio. Si yo no salgo no puedo hacer lo que me pides, hacer un gol. Tenía que recargar las baterías. Peiró se reía, me entendía. Con Gonzalo (De los Santos) tenía swing. Monté una discoteca y tuve gente de mucho glamour. Yo lo único que hacía era contactar con la gente importante. Un año después me cansé, quería más glamour. Son negocios que se pierden, se pierde el negocio pero no la vida".

Las timbas de antes de los partidos

"Jugábamos al póker y hablábamos con Dely, Fernando Sanz o Contreras. Mientras jugábamos le decía a Koke: 'El rival tira la falta por aquí'. Seguíamos jugando, fumando, y hablando del fútbol. Si estábamos hasta las tres o cuatro de la mañana no importaba".

Su última gran fiesta como jugador del Málaga

"Era un último partido ante el Sevilla y yo sabía que Dely iba a ser titular. Me dije entonces que iba a tener que salir a dar una vuelta. Fuimos cerquita a tomar una copa, regresé como a las... temprano, porque estaba el sol fuera ya (risas). Voy a subir a la habitación y veo al doctor. Miro a Dely, que estaba con un trapo en la cabeza. Le grité: '¿Qué te pasó?'. Estuvo toda la noche con fiebre, vino el míster y tú no estabas... Veía que el míster me iba a llamar e intenté ocultarme. Fuimos a dar un paseo por el paseo marítimo y me escondía entre los árboles, me iba a la arena, me iba a la playa... 'No te vas a escapar, vas a jugar con vos', me dijo Peiró. Marqué dos goles, ganamos al Sevilla, lo dejamos fuera de la UEFA y la gente loca".

Los recuerdos de su grave accidente

"Iba para mi casa, estaba en una discoteca. Se me cae una tarta que llevaba, vi que se podía ir a los pedales, muevo el volante y al agacharme es cuando la camioneta se me va. Le dimos a una columna, yo caigo hacia fuera, me rompo el oído. La columna cedió y se me cayó en la pierna. Supuestamente estaba muerto. Yo escuchaba que los doctores se peleaban en la puerta por decirle a mi madre que yo estaba muerto. El doctor se da la vuelta, mira y supuestamente me moví. Estaba vivo".

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