La crisis del coronavirus ha puesto en jaque también al mundo del deporte. Se suspendieron casi todas las competiciones en el mundo y LaLiga SmartBank no fue una excepción, claro. Hay posibilidad de que no se juegue un partido más esta temporada y Luis Rubiales, uno de los actores clave, fue claro. El Málaga CF afronta ahora las consecuencias de este parón competitivo y lo hace con responsabilidad. El mensaje de puerta hacia afuera es ese. Pero en lo deportivo, ¿cómo afecta? En ElDesmarque Málaga analizamos los beneficios y perjuicios.
El Málaga tiene a cuatro jugadores en la enfermería: Cristo, Boulahroud, Pacheco e Hicham. Los dos últimos venían siendo importantes y teniendo minutos con Pellicer. La nueva situación permite que todos ganen tiempo y puede que se recuperen mejor, en el caso de que se alargue la suspensión porque no tendrán la presión de querer volver al grupo. Sobre todo, en el caso del marroquí, cuya microrrotura fibrilar en el adductor izquierdo le iba a tener varias semanas parado.
El rendimiento, para bien o para mal, de algunos jugadores y en cierto modo la configuración de la plantilla ha provocado que algunos futbolistas acumulen muchos kilómetros en sus piernas. Es el caso de Munir, Luis Hernández o Sadiku, por ejemplo. Tendrán tiempo para descansar y volver, cuando se decrete, con más frescura para afrontar el tramo clave de la categoría de plata. Llama la atención en el caso del albanés, que había perdido frescura y lo estaba padeciendo de cara a puerta. Buenacasa aún no ha ofrecido la competecencia necesaria, seguramente por la falta de oportunidades, y el delantero lo está jugando casi todo.
Aunque el balón se detiene, el ajetreo en las oficinas (en este caso en las casas de cada cual) sigue de plena vigencia. El administrador puede seguir operando en el club para que en estos seis meses de plazo que le dio la jueza pueda ir recomponiendo el desfase financiero alarmante que existe. No tener que atender temas deportivos en el día a día también le permite prestar más atención a la pura gestión de la entidad. Ahora más en la oscuridad, pero su labor en estas semanas seguirá siendo esencial para la supervivencia.
Antes de caer con el Zaragoza el ascenso y el descenso estaban a la misma distancia. Habla bien de la mejoría que había experimentado el equipo malagueño, que en esta campaña llegó a estar en posiciones que mandan hacia la Segunda B. Desde la llegada de Pellicer, que recogió una semilla que ya había plantado en cierto modo Víctor Sánchez del Amo, de ocho partidos se había perdido uno. Una buena onda que ahora sufre un frenazo. Había salud en lo deportivo, algo que costó conseguir.
En materia económica, la suspensión lógica de la competición hace daño a las cuentas. Las arcas pierden así muchas de sus entradas, mismamente en el dinero que se recauda en taquilla. Pero es un asunto que va más allá de eso. El fútbol genera otras fuentes de ingreso alrededor del balón y muchas de ellas ahora quedan en 'stand by'. Todo teniendo en cuenta que algunos de los gastos, sobre todo los más importantes, continúan.
Uno de los mayores logros de las últimas semanas fue la comunión entre la grada y el Málaga. Ya existía, no se perdió ni en los momentos más bajos, pero se sumaban fieles al malaguismo. Se podía comprobar fácilmente en La Rosaleda cada dos semanas. El buen momento futbolístico mejoró mucho las entradas y con atractivas promociones se rozaron los 25.000 espectadores. Hubo encuentros con 10.000 menos en la época más oscura. Ese sentimiento más nuevo puede dejar de florecer en algunos casos porque el balón está parado.
¿Beneficios del coronavirus? ¿Habla en serio? Lo que hay que leer...
Todas las vicisitudes del mundo y muchas desgracias se están cebando con el Malaga. Para colmo la aparición del coronavirus va a perjudicar ostensiblemente la fuente de ingresos malaguistas, o sea que no cabíamos en casa y pario la abuela. Si salvamos positivamente la temporada hasta podríamos estar en primera el año que viene.