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La historia de Capote: de superar un coma a trabajar en 'La Cueva'

Los integrantes de La Cueva.
F.N.

En 'La Cueva', el centro de operaciones en el que se gestan los fichajes del Málaga, Francisco Lupiañez 'Capote' es una de las figuras visibles. Junto a Martín Viberti, hijo del mito argentino, y obviamente Manolo Gaspar, director deportivo, se encarga de ojear toda aquella rendija futbolística en la que el Málaga pueda tener interés. Capote, una cara más desconocida para el aficionado, lleva detrás una historia de superación que ha desgranado en una entrevista para los medios oficiales del club. Prometedor lateral derecho -llegó a jugar en la cantera del Madrid-, su vida cambió radicalmente en un rondo de un entrenamiento.

"Por buena o mala suerte existe un antes y un después. En el fútbol y en mi vida. Esto me sucedió en un entrenamiento, tenía 20 años, al principio del entrenamiento. En un rondito. Y bueno, me desplomé y tuve una parada cardiorrespiratoria. Estuve dos días en coma y dos o tres semanas en el hospital. Es el mismo caso con peor suerte de Antonio Puerta, Dani Jarque y muchos más. Tuve que retirarme. Perdí el fútbol, pero afortunadamente gané la vida", confiesa un Capote que lleva implantado un desfibrilador y que se desquita "jugando alguna pachanguita que me da la vida".

Hasta ese momento, Capote despuntó siendo un niño y a los 13 años se fue de Málaga. Le fichó el Madrid y allí estuvo "hasta los 20 años" peleando por un puesto con Carvajal, lateral de la selección española. "Una temporada tuve que jugar como lateral izquierdo por su culpa, porque era imposible no ponerle a él", rememora alguien al que el fútbol le ha valido para hacer multitud de amigos: "Coincidí con Pacheco, portero del Alavés, Álex Fernández del Cádiz, Sarabia, Lucas Vázquez, Morata, Óscar Plano del Valladolid, Sobrino y Rodrigo del Valencia o Fran Sol, que ahora está en el Dinamo de Kiev".

Francisco Capote, junto a Manolo Gaspar en La Rosaleda (Foto: Málaga CF).

'La Cueva' no para pese a la cuarentena

Tanto Capote, que entró "hace tres años como ojeador", como el resto de la dirección deportiva no para de rastrear el mercado aunque el fútbol haya parado por el coronavirus. "Nos pasa igual en verano o navidades, cuando no hay competición, y ahora igual en esta circunstancia que estamos sufriendo. Podríamos estar meses viendo partidos y analizando jugadores", señala, al tiempo que celebra la ratificación de Manolo Gaspar: "Sentimos una alegría personal por él, por Manolo. Porque reconozcan su trabajo y su valía. Manolo no es nuestro jefe, no es sólo el director deportivo, es mucho más".

"Sentimos una alegría personal por Manolo. Porque reconozcan su trabajo y su valía. Manolo no es nuestro jefe, es mucho más"

"A veces vamos más buscando lo que podemos, que lo que queremos. Pero en relación a los mercados, nuestra Segunda División es nuestro mercado de referencia. Junto con los cuatro grupos de Segunda B, que son cuatro ligas, 80 equipos", disecciona sobre el trabajo de campo en 'La Cueva', que también comparte junto a un Martín Viberti al que define como "un hombre humilde, un buen compañero". "Sé lo que significa el club y trabajo con ese sentimiento de pertenencia. Y en estos momentos delicados más que nunca", termina Capote, al que una jugarreta de la vida le quitó el fútbol pero le regaló una profesión y un trabajo en el equipo de su corazón.

Capote y Viberti, miembros de la secretaría técnica del club.

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