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Un Málaga-Zaragoza en aguas australianas como último recuerdo futbolístico

F.N.

"Pero entonces, ¿qué va a pasar con el fútbol?", pregunta después de un rato de conversación José Luis, uno de los miles de pasajeros del Costa Deliziosa que han vivido 37 días confinados en mitad del mar. Zaragozano de nacimiento, pero malagueño -lleva toda la vida aquí- y malaguista de adopción. Quiere lo mejor para ambos equipos, los cuales le regalaron el último recuerdo futbolístico antes de que su odisea estallara irremisiblemente. "Ese día estábamos por Australia, lo seguí a través de vosotros y cuando llegué a puerto vi el resumen", recuerda.

Rememora que el gol "fue un fallo raro en defensa" y que "antes el Málaga pudo haber marcado". Se interesa por cuándo va a volver y por cómo. "¿Se tendrá que jugar sin público, no?", pregunta un par de veces alguien que vive cada fin de semana entre La Romareda y La Rosaleda. "Yo veo los partidos de los dos, el Málaga se salva seguro porque tiene buenos jugadores, y ojalá celebre también el ascenso del Zaragoza", dice, al mismo tiempo que recela de la última etapa blanquiazul: "Es una lástima, qué pena el daño que ha hecho Al-Thani".

Después de 37 días confinado en el mar, José Luis tiene ganas de muchas cosas. Algunas, las más cotidianas del mundo. Saber que su familia está bien es el mejor de los regalos y, a partir de ahí, cualquier paso hacia la normalidad será bien recibido. También que la pelota vuelva a rodar será un punto de inflexión para alguien que, mientras daba la vuelta al mundo con su esposa sin saber la odisea que le quedaba por delante, buscaba el resquicio de las ondas de internet para enterarse de cómo había quedado un Málaga-Zaragoza.

Una imagen del Málaga-Zaragoza y del crucero Costa Deliziosa.

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