Domingo 26 de abril. Un domingo especial, sin duda. Sin fútbol, pero con vida ahí fuera. Es el primer día del estado de alarma en el que los niños de hasta 14 años pueden salir a la calle pese al confinamiento. Con limitaciones, pero con la libertad de respirar aire puro en plena ciudad, de correr sin paredes y de pegarle patadas a la pelota sin el peligro de romper el jarrón de mamá. La suerte, en este caso, también ha ido por barrios por la restricción especial de un kilómetro alrededor de la casa de cada uno. Así, a los vecinos de la zona de Martiricos, Capuchinos, el Molinillo, La Roca o La Palmilla les pilla lejos la playa, pero tienen el aliciente de poder acercarse a La Rosaleda, que en esta época esconde alguna sorpresa y mucho espacio en su agradecido perímetro.
Se trata de una zona de Málaga muy poblada, con pocos espacios abiertos ni parques, y ahora con la parte más al sur levantada por las obras (explanada de Martiricos, Gregorio Marañón…). Por ello los aledaños del campo del Málaga han recibido una importante afluencia de niños en este domingo. Es un cinturón abierto, que cuenta además con un carril bici que discurre paralelo al río. Se puede correr, pasear, o montar en bicicleta o patinete. Incluso hacerlo con mascotas.
Además, el Guadalmedina, como zona verde aunque descuidada, alberga estos días más fauna de lo habitual, con familias de patos que también han hecho las delicias de los más pequeños (ver vídeo superior). Y la explanada de las taquillas del estadio, a la espalda de la grada de Gol, se ha convertido en campo improvisado con porterías imaginarias (galería inferior). Los vecinos de la zona han pasado otro domingo sin fútbol, sí, pero con La Rosaleda como aliciente para que sus hijos la llenen de vida.