Cuando la Fundación MCF echó a andar el maravilloso proyecto del Málaga Genuine, la intención iba mucho más allá de que sus chicos y chicas disfrutaran del fútbol junto a amigos y seres queridos. La pelota es una vía, pero el motor que mueve a todos y cada uno de sus protagonistas es la integración en todos sus ámbitos. Personas válidas, que demuestran a cada paso que se puede (y se debe) confiar en ellos. Su fuerza y valía sólo necesitan de un empujón que para Carlos Fernández y Sara Torres ha llegado gracias a una empresa malagueña, Texmasa, que nació recientemente para reactivar la industria costurera y, aprovechando la delicada situación, fortalecer la fabricación de batas, mascarillas y demás materiales sanitarios.
Esta pareja -ellos se consideran novios y pobre del que les robe su felicidad- recibió la llamada por parte de Texmasa para incorporarse a sus filas. En un horario de lunes a viernes y durante tres horas al día, esta ha sido la primera semana en la que Carlos y Sara han trabajado como cualquier 'currito'. Se concienciaron de cada medida sanitaria a tener en cuenta, tuvieron que dejar de lado al menos por el momento esa necesidad innata de desplegar todo su cariño. Guantes, mascarillas y a trabajar. Como uno más, sin sesgos de ningún tipo. Un impulso para ellos después de haber sobrellevado como han podido el confinamiento.
Carlos y Sara son jugadores del Málaga Genuine, son pareja y ahora trabajan juntos en una empresa que fabrica material sanitario por el coronavirus
"Estoy súper contento, muy orgulloso de ella. La madre igual, se nota rápidamente el cambio. Vienen contando las experiencias y uno es muy feliz así", cuenta Ángel, el padre de Sara, que detalla que ambos "tienen mucho cuidado" una vez llegan a su puesto de trabajo. Allí, prestan su ayuda para apuntalar las batas o las mascarillas y, según cuenta Ángel, se han adaptado a las mil maravillas. En la misma línea se muestra Cristina, la madre de Carlos: "Estamos muy sorprendidos. En el momento en el que estamos que nos ofrezcan esta oportunidad... Es lo que queremos para Carlos, que sea independiente".
Este jugón del Málaga Genuine llevó "un poco mal" lo de estar encerrado. "Estaba un poquito triste y desde que está con esto se le ha quitado por completo. Está mucho más feliz. Se levanta muy temprano pensando en que se tiene que ir y que ha recibido su contrato, que era su sueño. Cuando lo ves tan contento...", suspira su madre, sin poder terminar la frase. Y es que, gracias también al apoyo diario de un miembro de la Asociación Síndrome de Down de Málaga que echa una mano en su jornada laboral, tanto Carlos como Sara le están demostrando al mundo entero que para trabajar sólo hace falta voluntad. Y en tiempos como los que corren, ellos asoman como un ejemplo absoluto.