Desesperados en el show de Moreno Aragón

Cuando un árbitro quiere ser protagonista, malo. Cuando lo es, silba a borbotones e intenta compensar, peor. Moreno Aragón animó el silencio de La Rosaleda con un show arbitral que, VAR mediante, acercó al Málaga al destino que no quería: la derrota (1-3) ante el Huesca. No fue un buen partido de la tropa de Pellicer, vaya por delante, pero lo cierto es que acabó desquiciada y descompuesta por un árbitro que dejó a los dos equipos con 10 y señaló un 'penaltito' de Diego González. Mucho, muchísimo que mejorar en el Málaga, que a las primeras de cambio se pegó una costalada.

La tarde empezó con un tortazo directo al mentón. Dos minutos de juego y gol del Huesca. Centro desde la derecha, error de Cifu que pierde la marca -rompiendo el fuera de juego- y desvía lo justo para dejársela de cara a Ferreiro que, con un zurdazo raso y al palo corto, sorprendía a un Munir que quizá pudo hacer más. En principio fue anulado pero el VAR entró en juego y lo hizo para confirmar el golpe. 0-1 y a remar. La respuesta fue un disparo lejano de Sadiku, poco más para un Málaga que basó el arranque en la zurda de Juanpi y las ganas de Tete. El Huesca, con viento a favor, amenazaba a la contra con una marcha más que los blanquiazules.

Roja a Juan Carlos Real y todo se vuelve loco

Después de que Cifu estuviera a punto de desquitarse de su error con un pase de la muerte a Sadiku que no aprovechó por centímetros el albanés, Juan Carlos perdió el control con una patada barriobajera y desmedida por detrás a Tete Morente, que le había ganado la partida por velocidad. Roja clarísima, la mostró Moreno Aragón y se abrió un panorama nuevo. Así hasta que Tete, otra vez Tete, robó un balón a Sá cuando era el último defensor, se la dejó a Juanpi y aprovechó la inercia del pase mientras se caía del venezolano para rascar el penalti a Pedro López.

El VAR lo confirmó, Sadiku la mandó a guardar y panorama nuevo con el 1-1 hasta que Moreno Aragón, al que a lo mejor le comía la conciencia, pasó por la pantalla del VAR con jugadores y entrenadores alrededor después de haber señalado el descanso y validó un golpe con el codo de Diego González a Raba como penalti. Evitable, sí. Insuficiente para ser penalti, puede que también. Lo revisó el colegiado, perdido toda la tarde, y señalando una pena máxima que convirtió el propio Raba en el décimo minuto del alargue -se habían añadido cinco minutos y atendieron a Munir en el descuento-. El Málaga, cuando creía que todo había cambiado, se fue al descanso con otro pescozón.

Lombán a la calle, error de Munir y gol de Rafa Mir

Entró Hicham, se fue Diego y Luis Muñoz retrasó su posición a la zaga. Riesgos de Pellicer, no quedaba otra. Pero el foco estaba en el silbato de Moreno Aragón, dueño del show en La Rosaleda y que sumó una función más con la roja a Lombán en el 57'. El de Avilés salió al corte de Rafa Mir, al que ni la repetición aclara si derriba o no y, pese a que la pelota se le fue varios metros larga y ni mucho menos estaba en su control, Moreno Aragón sacó la roja. Implacable, compensador. El VAR esta vez parece que se desconectó. Todos contentos, creerá, cuando es todo lo contrario.

Movió el árbol Pellicer, entraron Mikel por Tete (para recomponer la defensa), Buenacasa por un desaparecido Sadiku y Renato por un Adrián que ni fu ni fa. En el 10 contra 10 el Málaga tampoco encontró resquicios salvo algún disparo desde la larga distancia. El físico comenzó a pasar factura y ahí los errores se multiplican. Lo ejemplificó Munir con una muy mala salida en un córner que permitió el testarazo a la red de Rafa Mir. 1-3 a diez minutos del final, campana y se acabó. Derrota dura a las primeras de cambio. La nueva realidad no cambia la realidad de siempre: el precipicio sigue ahí.