El Málaga sacó un buen punto de Tenerife en vista de cómo se puso el partido. Mala, malísima primera parte, y ejercicio de compromiso en la segunda cuando jugaba con 10 por la imperdonable expulsión de Keidi Bare. El equipo acabó fundido, desdoblándose en el esfuerzo para evitar que el Tenerife, que vivió cerca del área blanquiazul, se llevara el triunfo. Gran Munir, que se hizo gigante en un par de acciones clave. No era el resultado que se perseguía, pero el punto al menos aporta un poso para seguir creciendo. Va a tocar sufrir. Y mucho. Con el Tenerife, además, se consigue el goal average particular.
La primera mitad del Málaga no fue la de un equipo que se está jugando la vida. No se puede concebir que a las primeras de cambio entre Lombán y Munir regalaran un libre indirecto por una cesión infantil. Menos aún que Mikel -al que Lluís Pérez le dio la tarde- se quedara durmiendo en la banda ante Moore y eso provocara una ocasión clarísima de Dani Gómez. Tampoco, que sólo la fortuna permitiera que el Málaga no recibiera el primero después de un remate de Joselu que no fue capaz de despejar Ismael Casas en una posición cómoda. El palo y Munir, que sacó una buena mano después a disparo de un Dani Gómez que se aprovechó de los socavones defensivos, impidieron el gol chicharrero. El Tenerife, sin nada del otro mundo, asustaba con continuidad.
Y todo eso en poco más de 25 minutos en los que la inoperancia ofensiva del equipo fue absoluta. Sólo Tete puso algo de picante en tres cuartos, pero nada más. El centro del campo echó de menos a Luis Muñoz, central esta tarde, y Juankar anduvo más pendiente de ayudar a Mikel que de propiciar algo en fase ofensiva. Tete reclamó un penalti al que el VAR no dio una opción y, cuando todo parecía avocado al 0-0 al descanso, Keidi cometió uno de esos errores que no se pueden perdonar. Incomprensible que viera dos tarjetas en apenas cuatro minutos; la segunda, por una falta absurda en el centro del campo. A la calle el albanés, otra vez el Málaga con 10.
Dos cambios hizo al descanso Pellicer. Mikel, perdidísimo, dejó su hueco a Diego González. Juanpi, intrascendente en los primeros 45 minutos, dio paso a Boulahroud. El equipo pasó a jugar en 5-3-1 y lo primero que se encontró fue un susto de los grandes con el gol anulado a Dani Gómez por claro fuera de juego. El Tenerife se empeñó en los centros laterales y eso fue una suerte para el Málaga, que se defendió bien por arriba. Entró Buenacasa por Sadiku, el único apercibido que tenía Pellicer, y Dani Gómez volvió a poner a prueba a Munir. Ágil, el arquero abortó con reflejos un zurdazo del punta.
En contra de lo que cabía esperar, el equipo se mostró relativamente cómodo. Jugando a defender, eso sí, pero con solvencia y sin desatenciones. Incluso un gran centro de Juankar no acabó en gol de milagro -aunque la jugada quedó anulada por un justísimo fuera de juego que hubiera revisado el VAR- y los espacios se hicieron auténticos solares. Tocaba sufrir, y Munir se hizo gigante en una embarullada jugada en la que le quitó el gol a Nahuel con una acción felina. El corazón que faltó en la primera parte se multiplicó en los últimos minutos, en los que un cabezazo de Miérez casi besa el larguero con Munir batido. El equipo tiró de compromiso, todos a una, para aguantar un punto que, visto lo visto, sabe mejor de lo que se presuponía antes del partido.
Sin la afición el Málaga pierde mucho y nos damos cuenta de las carencias
Cada centro al área malaguista, era ocasión de gol para el rival. No entiendo cómo en cada partido se le regala al contrario ocasiones tan tontas de gol ... perdón, si lo entiendo ...
No tenemos equipo para jugar ni en segunda B