El Málaga acabó ante Albacete con el agua al cuello, con la lengua llena de césped, y con las dos palmas de las manos juntas dando gracias por el resultado final. El equipo blanquiazul llegó muy justo al tramo final del partido, en parte porque jugó los últimos 20 minutos con uno menos por la expulsión de un descontrolado Keidi Bare. Pellicer sólo hizo tres cambios y muchos se preguntan por qué no agotó los cinco teniendo además margen para meter a algún canterano más (sólo acabaron dos sobre el césped, Juande e Hicham).
La respuesta la encontramos en que la nueva normativa para este tramo final de campeonato permite cinco sustituciones, pero sólo pueden hacerse en tres tandas diferentes (más en el descanso, donde no computa). El primer cambio fue único y con intención táctica: Buenacasa entró por un desdibujado Tete en el minuto 61 para jugar por primera vez con dos delanteros sobre el campo tras el parón. Sin embargo, los dos últimos cambios vinieron forzados. De un lado, Benkhemassa iba a suplir seguramente a Keidi, pero con su expulsión súbita hubo que reconfigurar el equipo dando salida rápidamente a Juanpi en el 72'. Y por el otro Diego González pidió el cambio por calambres en el 80' y Pellicer dio entrada a Hicham para acabar con un 4-4-1.
Así, el Málaga tuvo que emplear sus últimos dos cambios de forma urgente, agotando de este modo las tres tandas posibles para hacer sustitución alguna cuando el Albacete bombardeaba el área blanquiazul en los últimos diez minutos del encuentro. El equipo de Lucas Alcaraz, por su parte, sí hizo cinco relevos en tres tandas: Álvaro Jiménez por Acuña (57’); Chema y Erice por Barri y Dani Ojeda (74’), y Susaeta y Caballo por Manu Fuster y Fran García (82’).
Yo hubiera agotado los cambios sacando del campo a Adrián y Sadiku que no podian ni con su alma y fuera sacado a algun canterano más..