Hace poco más de una semana Boulahroud se entrenaba en el limbo de La Rosaleda. Un espacio en el que habitan varios jugadores del Málaga CF incluidos en el ERE que aducen molestias o lesiones y que llevan todo el verano al margen del grupo sin que nadie los reclame. Al marroquí sí lo llamó a filas Pellicer ante la falta de efectivos para viajar a Tenerife. Dijo sí sin dudar pese a sentirse molesto por el procedimiento de despedido colectivo en marcha y por sus matices particulares, y se desplazó a Santa Cruz con un entrenamiento en sus piernas. Es su deber estar a disposición, como cualquier otro jugador, pero Boula dio un paso al frente cuando se lo pidieron para echar una mano.
Una semana después, el centrocampista se convirtió en Castellón en el primer jugador incluido en el ERE que disputa minutos oficiales este curso. Pellicer, a quien no le disgusta el marroquí, tiro de él para apaciguar los ánimos temerarios de Benkhemassa, con una amarilla y flirteando con la segunda. Buen movimiento del alicantino, muy lúcido en Castalia y que brindó más de media hora a Boulahroud ante el peligro de la normativa de filiales. Boula cuajó un partido solvente, de pierna fuerte, pulmones y recorrido. Estuvo bien plantado y se dejó ver en alguna conducción con el balón. Cumplió su tarea con notable compromiso pese a su compleja situación, y también se mostró en el escaparate para su tarea de buscar equipo en las dos semanas largas que faltan de mercado.
Pero Boulahroud no fue el único que conjugó en Castalia el verbo sumar. También lo hizo Esteban Rolón, que igualmente prestó sus piernas para tratar de amarrar el triunfo en los últimos minutos de asedio del Castellón. El argentino no se ha perdido ningún entrenamiento esta pretemporada, estuvo en la estadía de Alhaurín y ayer sumó sus primeros minutos oficiales. Es de justicia destacar su profesionalidad.
Se está viendo cada vez más claro quienes son los que está escurriendo el bulto. A excepción de Dani Pacheco que es evidente su reciente operación de talalgia, las lesiones y dolencias de los demás en ERE, son un tanto susceptibles, sospechosas o propensas de sonar a cuento.