Un rebrote de pura ilusión

Imposible no ilusionarse, aunque sea un poquito. En estos tiempos tan complejos es más necesario que nunca. Sin lanzar las campanas al vuelo, que esto no ha hecho nada más que empezar, pero el Málaga CF sumó el segundo triunfo consecutivo (1-0) y lo hizo, simple y llanamente, porque completó un gran partido. Los automatismos son cada vez más claros, y todo a expensas de cerrar la plantilla en los días venideros. Hay que aplaudir a los jugadores y a Pellicer por haber sido capaces de sacar con tanto ruido seis puntos de nueve posibles, por volver a ilusionar. Porque el malaguismo necesita poco para soñar, pero en esta ocasión las sonrisas están justificadas. Cayó el Alcorcón, ganó el Málaga. Seis puntos, seis, que dirían los taurinos.

Registró Pellicer por primera vez un esquema con dos delanteros, Orlando Sá y Caye Quintana, y al Málaga le costó encontrar su sitio sobre el verde. Le metió más piernas Meré a su centro del campo y ahí el Alcorcón encontró dominio con posesiones largas. Sin peligro, pero consiguiendo que el Málaga no rascara salidas a la contra. Calero no hacía bueno el carril que dejaba Cristian, con tendencia a irse hacia el centro, y arriba los centrales alfareros ganaban a los puntas del Málaga. En términos pugilísticos, a los puntos mandaba el Alcorcón. Caye Quintana, después de un recorte torero en la frontal, empotró el balón contra un defensor en un lanzamiento que olía a peligro.

Se entonó el Málaga rebasada la media hora porque encontró soluciones en zonas intermedias, apareció más Cristian y Juande salvó en un par de ocasiones -genial en las correcciones- dos contras bien lanzadas por Boateng. Dani Barrio abortó con apuros dos acciones de peligro del Alcorcón, primero con una salida fuera del área y después con un despeje de puños a zambombazo de Arribas. Con el partido en su fase más plana, el Málaga construyó un golazo. Actuaron varios fichajes en el mismo. Caye y Orlando Sá la pelearon para conseguir que Matos pusiera un centro con mimo al punto de penalti. Ahí estaba solo Cristian, que acomodó su diestra en un bello escorzo para empalarla directa a la esquina. La tocó Dani Jiménez, de manera inerte porque el balón golpeó el palo y acabó entrando. Gol y piña alrededor de Cristian. Calidad en el centro y calidad en el remate, una muestra clara de que esta plantilla tiene mucho qué decir.

Una vez más, y van muchas en la era Pellicer, el trabajo defensivo marcaba diferencias. Sin fugas, el Málaga tuvo paciencia hasta enganchar la primera que tuvo. Un cambio de tendencia. Como el que se produjo tras la reanudación. Fue el Málaga el que salió con otra marcha más. Presionando más arriba, con Caye haciendo de un melón un balón al que agarrarse y la defensa aportando unta seguridad total. Creció Ramón, y con él el fútbol de ataque blanquiazul. Pese a ello, las ocasiones no llegaron salvo en un par de balones parados bien puestos de zurda por Yanis. El aviso alfarero, un cabezazo sin precisión de Barbero en pleno descenso tras su salto.

Debutó Jozabed, que entró por un Orlando Sá que va a más y que poco a poco empieza a resetear sus sensaciones. Se colocó de mediapunta el jugador cedido por el Celta, con Caye por delante y Cristian tirado a la derecha. Meré Hermoso agitó el árbol sin encontrar soluciones claras, y Jozabed tuvo una buena opción de gol con un remate de volea similar al que valió el 1-0, pero con peor resultado tras un golpeo desacertado. Para entonces el partido entraba en su último cuarto de hora y la defensa, colosa, maniataba las llegadas alfareras. Se quedó con 10 el Alcorcón por la expulsión de Boateng y la mejor noticia es que no se cocinó nada en el área del Málaga. Ya son seis puntos, así crecer es más fácil.