La UD Las Palmas, que visita este domingo La Rosaleda, está acostumbrado a transitar en los últimos años en un sendero plagado de curvas. La caída del equipo de nuevo a LaLiga SmartBank trajo consigo un periodo convulso, también en lo económico, que no han conseguido tapar unos resultados que no han sido los que se esperaban. Obligado a mirar hacia el ascenso, el cuadro canario cerró el periodo de fichajes con movimientos de todo tipo en el último día de mercado, incluidas las inclusiones de dos jugadores en el ERTE que horas después revocó. Un equipo que desde hace tiempo tiene contratado un servicio de detectives, así lo confirmó su presidente, Miguel Ángel Ramírez, para vigilar a la plantilla durante todo el año.
"Las Palmas tiene un contrato con un despacho de detectives e investiga a todos los jugadores profesionales durante todo el año y ellos lo saben. No se trata de controlar a un futbolista concreto, se trata de contralar a todos los jugadores para que lleven a cabo el orden disciplinario que tienen que seguir. Este servicio no es estar a la caza y captura de nadie. Es solo para tener ciertas garantías", admitió en su momento en Cope el máximo mandatario del conjunto insular, por el que Hacienda y la Seguridad Social solicitan 73 años de cárcel por un supuesto fraude de 20 millones de euros.
Esta controvertida situación se llevó por delante a Tana después de que Las Palmas descubriera a través de los detectives contratados que el jugador mantuvo varias faltas de disciplina en su vida privada que llevaron al club, textualmente, a rescindir su contrato por "motivos de carácter disciplinario". Faltas lo suficientemente importante como para que Miguel Ángel Ramírez tomara la decisión de despedir a un futbolista que, por otro lado, tenía uno de los sueldos más elevados de la plantilla. Los informes -apuntados por medios como La Provincia o El Español- no sólo señalaban a sucesos que comprometían su labor deportiva, también con otros que supuestamente incurrían en delitos contra la salud pública -acudir a una fiesta sin mascarilla ni distancia social en plena pandemia- o contra la seguridad vial al conducir superando los límites de velocidad establecidos. Un episodio que acabará en los tribunales.
La polémica también ha estado servida en este inicio de temporada para Las Palmas en lo que atañe a su terreno de juego. El Estadio de Gran Canaria presentó en su inicio un césped que el propio Pepe Mel catalogó como "un put* desastre" y que llevó a LaLiga a emitir un informe negativo que incluso conllevó una multa económica para el próximo rival del Málaga.