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Un seguro pagará al Wolfsburgo 10 millones por la retirada de Camacho

Expandir v
D.M.

Se cumple un mes desde que Ignacio Camacho anunciara oficialmente su retirada profesional de los terrenos de juego por una eterna lesión en su tobillo derecho que le llevó cinco veces al quirófano. Su marcha fue muy sentida entre el malaguismo, donde el maño es considerado como uno de los mitos modernos. Ahora se ha conocido y se publica en medios alemanes que su club actual, el Wolfsburgo, cobrará de un seguro contratado previamente 10 millones de euros por su adiós propiciado por una discapacidad deportiva. De este modo, recuperará casi toda la inversión que hizo por él cuando lo fichó del Málaga en 2017.

El cuadro alemán desembolsó 13 millones por Camacho más dos en variables que aún siguen rentando a las arcas blanquiazules. Una operación que se hizo en tres pagos durante dos años de siete, tres y tres millones. Camacho fue fichado como un jugador con caché, internacional absoluto, con contrastada experiencia en LaLiga y en la Champions, y en una edad óptima. Pero a los pocos partidos se lesionó del tobillo y empezó una odisea que ha durado tres cursos y a la que puso final el propio futbolista el pasado 14 de septiembre con tan sólo 30 años.

Camacho, abandonando el campo dolorido (Foto: Wolfsburgo VFL).

Pero, el Wolfsburgo, como decimos, amortiguará dicha operación gracias a un seguro que contrató con su fichaje. Camacho está considerado como una persona con una discapacidad deportiva que le ha obligado a dejar el fútbol profesional tras cinco intervenciones quirúrgicas y, por tanto, el cuadro alemán recibirá diez millones de euros de compensación por ello. Hay que recordar que el bravo jugador maño sumaba dos años sin jugar un partido, y que seguirá vinculado al Wolfsburgo mediante un programa de prácticas durante dos años para aprender otras labores que desarrollar en la entidad.

"Cada entrenamiento era un suplicio"

Precisamente, Camacho estuvo este domingo en el programa 'El tercer tiempo' de Movistar y narró aspectos más íntimos de su calvario. "Al final, a lo largo de los tres años, lo que te dabas cuenta es que después de cada operación, no volvías. Tu cabeza y tus ganas estaban dentro del campo, pero cada entrenamiento, cada partido, era un suplicio. Hace dos años, en los meses anteriores a mi último partido, de lunes a viernes me daba vergüenza entrenar porque podía estar al 30%, pero llegaba el partido y con la adrenalina y los antiinflamatorios jugaba 90 minutos y tiraba para adelante".

"Pero era engañarme, y sabía que más tarde o más temprano iba a tener que pasar por el quirófano. Lo peor ha sido el día a día, tiempos de recuperación muy largos, centrados exclusivamente en la recuperación, sin apenas vida familiar para jugar con tus hijos en el jardín. Pero la ilusión que tienes es volver a jugar y tienes que hacer todo lo posible. Después de tantos meses las operaciones eran partir de cero y volver a luchar, hasta que la última parecía que iba bien bien, pero a la semana de volver a la reintegración con el equipo me volvió a pegar fuerte. El problema es que la lesión no daban con la tecla y no se curaba", relató Camacho con crudeza.

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