Con la llegada de Alexander González, que habló con ilusión y orgullo de la nueva etapa que se abre para él en el Málaga CF a su llegada a la Costa del Sol, el cuadro blanquiazul ocupa el vacío futbolístico que dejó Iván Calero tras su grave lesión en Almería. El de Parla, con contrato hasta el próximo 2023, se perderá lo que resta de campaña y la intención es que esté en condiciones plenas de afrontar la próxima pretemporada. Alexander, por su parte, llega para ganarse un puesto en el carril derecho blanquiazul. Hacer olvidar a Calero es su intención, un escenario que ya afrontó hace dos cursos cuando fichó por el Elche. Otra vez, las vidas de Alexander y Calero han vuelto a cruzarse.
Pongámonos en contexto. Iván Calero se asomó a la pretemporada de la 2018/19 después de haber jugado 20 partidos (15 como titular) en un Elche que abandonó la Segunda B tras ascender nuevamente a la categoría de plata del fútbol español. El club ilicitano afrontó una renovación de plantilla y Pacheta, por entonces primer entrenador, decidió que Calero, al que le restaban dos años más de contrato y que por aquel entonces tenía 22 años, saliera cedido a un club en el que continuara su progresión: el Salamanca UDS. El Elche tenía otros planes para su lateral derecho que se concretaron pocos días después de la marcha de Calero con... Alexander González.
El venezolano llegaba con el aval de haber ascendido con el Huesca a Primera División siendo muy importante (31 partidos y un gol), aunque el conjunto oscense decidió no prorrogar su contrato y le dejó marchar. Ahí apareció el Elche, con el que jugó durante la 2018/19 un total de 22 encuentros, sumó un gol y repartió cinco asistencias. Curiosamente, ninguno de los dos continuó al año siguiente en el Martínez Valero. El Elche decidió no apostar por la continuidad de Alexander pese a sus registros y el internacional por Venezuela se fue al Mirandés; mientras que Calero rescindió el año de contrato que le restaba tras su cesión en Salamanca y firmó por el Numancia.