El gol de Chavarría en Alcorcón, celebrado a pleno pulmón desde Juan Soriano hasta el propio hermano del argentino, no sólo fue un bálsamo para un equipo necesitado. Fue, además, un recuerdo de ese Málaga CF de rock and roll que durante una breve parte de la temporada construyó una fortaleza mental y futbolística lejos de La Rosaleda. Ese estadio que implora de nuevo un triunfo, a poder ser ante el Zaragoza, rival frente al que el Málaga fue más Málaga que nunca en la temporada. El frenesí del gol en Santo Domingo fue una tapa comparado con el plato que el cuadro blanquiazul cocinó en la ida en La Romareda. Fue, posiblemente, la actuación más brillante del equipo este curso, sobre todo en la primera mitad. Fue la tarde en la que el Málaga aprendió a galopar.
Llegó el Málaga a La Romareda tras un sopapo a mano abierta en Vallecas y de una demostración de inoperancia ofensiva ante Las Palmas. Se habló en esos días, sobre todo, de la falta de punch del equipo. Y en Zaragoza, donde esperaba un equipo que había comenzado la temporada quizá con más puntos que fútbol, el Málaga se desatascó como en pocos ratos se ha visto este curso. Regresó a la línea de tres atrás y varios jugadores sacaron por primera vez lo mejor de su catálogo. A la carrera disfrutó Yanis, autor de una asistencia de gol en el 0-1. También Chavarría, que se estrenó como goleador y asistió en el 0-2 a Caye, que coronó un partido excepcional caído a una banda.
Desde la sencillez, sin grandes estridencias y con un doble pivote que congenió por primera vez en la temporada: el formado por Luis Muñoz y Ramón. No estará el segundo por lesión este fin de semana, tendrá que buscar Pellicer un nuevo cerebro para el renovado equipo de Juan Ignacio Martínez. En la ida, con los dos canteranos al mando, el Málaga disfrutó e hizo disfrutar. También tocó sufrir porque a Adrián le dio por marcar su único gol hasta la fecha este año, pero ganar con la lengua fuera también nutre. Aquel Málaga continuó con esa senda vertiginosa ante el Sporting, un ratito ante el Mirandés... y se apagó.
Y puede que, más allá de que el equipo entró en un marco irregular de resultados y fútbol, tenga mucho que ver el asunto del sistema. Pellicer no tardó demasiado en abortar el esquema de tres centrales para asomarse a ese 4-3-3 que tanto le gusta y al que le dio mucho uso en sus años en la cantera. No obstante, en su primer día en el primer equipo esa fue su carta de presentación. El Málaga ganó otras cosas, pero posiblemente los mejores argumentos del equipo se hayan visto sostenidos por el caparazón de los tres centrales que podrían repetir este domingo. Ya saben, si algo funciona...
No importa el nivel que tenga el portero suplente del zaragoza, ante una delantera tan torpe como la del Málaga no tendrá el mínimo riesgo