Si de algo presumía el Málaga CF de Sergio Pellicer era de una fortaleza defensiva a partir de la cual construir puntos y objetivos. Munir no fue Zamora el año pasado por casualidad, tampoco lo fue que el equipo en el inicio de temporada tuviera la solvencia para plantar una muralla fuera de casa y sacar victorias significativas. Sin embargo, a la fortaleza se le han caído los ladrillos con el avance del curso. Sobre todo en casa, donde cualquier equipo es capaz de montar una fiesta salvo el Málaga. La última muestra, la de un Zaragoza que no había ganado en toda la temporada lejos de La Romareda. Son tres meses y medio sin vencer en La Rosaleda, tiempo en el que al cuadro de Pellicer se le han aflojado las costuras. Sin excusas, sin defensa. Los números hablan.
Y, ojo, el foco no debe apuntar única y exclusivamente a los hombres específicos de la zaga. Es el sistema el que advierte fugas desde hace tiempo, los achaques siguen repitiéndose. Sirva como dato que el Málaga sólo ha dejado una vez su portería a cero desde el último triunfo en octubre, fue ante el Logroñés y ni siquiera le sirvió para lograr el triunfo. En ese tiempo, ha recibido 15 goles en casa. Todos los que han celebrado los rivales en La Rosaleda, convirtiendo al Málaga en el segundo peor equipo de la categoría en su feudo (sólo el Sabadell es peor) y el segundo más goleado cuando juega de local, junto a Cartagena y Logroñés. Únicamente el Alcorcón, con 16 tantos, ha recibido más goles en su campo.
El Málaga es el segundo equipo de la categoría que más goles recibe en casa: 15
Hay cosas que no cambian, el balón parado sigue siendo un tormento para el equipo. El Zaragoza rascó de ese modo el 0-2, si bien para el 0-1 le bastó con una acción por banda y sendos servicios al área. Entre Narváez y James Igbekeme, que pese a su corta estatura remató colándose entre los centrales y aprovechando que Alexander se quedó en tierra de nadie en la marca, armaron un primer gol que desnudó las intenciones que Pellicer traía de Alcorcón con la línea de tres centrales. Significativa fue también la acción, a la que el técnico se refirió en sala de prensa, en la que Eguaras conectó con un pase sin oposición desde el centro del campo con Narváez, que se coló entre la defensa para plantarse absolutamente solo delante de las barbas de Juan Soriano.
La defensa del Málaga ya es la tercera más goleada de la categoría en términos generales. Cierto es que ha dejado su portería a cero en ocho encuentros de los 24 disputados, pero en los 16 restantes los problemas defensivos se han repetido una y otra vez. El Zaragoza lo entendió desde el inicio y, además de los goles, construyó acciones muy claras para poder haber hecho más sangrante la herida blanquiazul. A Álex Alegría se le escapó un balón entre las piernas en boca de gol tras una jugada en solitario de Vigaray, Narváez falló un mano a mano e Ismael evitó casi en la línea el 0-3. Una nueva demostración de que al Málaga se le ha caído la defensa cuando juega en La Rosaleda.