Ellos tenían a Djuka

No hay nada más caro en el fútbol que el gol. Por lo que cuesta hacerlos y por lo que valen esos killers que definen los objetivos de un equipo. Esta arriba o abajo, pelear por lo máximo o ser un equipo más del pelotón. El Málaga CF aprendió la lección, por si acaso no la conocía aún, en Gijón (1-0). No fue peor que el Sporting, todo lo contrario. Mereció al menos un punto si es que no los tres, cuajó una primera parte de alto nivel empequeñeciendo al mejor local de la categoría. Achuchó, insistió, tuvo ocasiones clarísimas... pero perdió. Y lo hizo porque el Sporting tiene a un señor que se llama Djuka. El balcánico sólo necesitó una para mandarla a la cazuela. Un despiste, un gol.

Y el Málaga, por desgracia, no tiene uno así. En la jornada 25 su máximo goleador es un central -igualado con Chavarría- y esa losa se hace más grande en noches como la de este domingo. Volvió a la línea de cuatro atrás, le metió furia por las bandas con Joaquín y Yanis, y dejó la creatividad para Jozabed y el cemento para Escassi. De salida, el plan funcionó porque el Málaga se pareció al Málaga voraz de muchas salidas este año. Compacto, rudo, intenso. Y con ocasiones. Como el zurdazo de Yanis en el 20' que obligó a Mariño a una de las paradas de la jornada, como la de Caye peinando un balón en un córner que rozó el palo o como el contragolpe desperdiciado por Chavarría cuando Yanis ya se relamía en el segundo palo.

La película tantas veces vista. Jugó muy bien el Málaga en la primera parte, Josua volvió loco a un Djuka perdido y el gol parecía destinado a caer. No obstante, Dani Barrio también apareció a un disparo tímido de Manu García en la única opción del Sporting. Mucho lirili y poco lerele. A la hora de la verdad, nada. Así llegó el descanso y seguro que más de uno pensó aquello de que el que perdona, la paga. Y así fue. El Sporting necesitó tres minutos tras la reanudación para asestar el golpe. Yanis fue demasiado alocado a un recorte de Guille Rosas, que tuvo tiempo de sobra para plantear un centro delicioso. Raso, entre los centrales y el portero. Ayudó el despiste de Alexander y que Josua se quedó clavado. Y, claro, ahí estaba Djuka. Sin portero, para dentro. Sin merecerlo, 1-0.

Reaccionó al mazazo con un remate llegando desde atrás de Jozabed, tan centrado como el cabezazo de Josua a continuación. Tampoco ahí hubo acierto. Los minutos jugaron a favor del Sporting, que comenzó a sentirse más cómodo cuando al Málaga se le fue caducando la gasolina. Llegaron los cambios, que como casi siempre no aportaron demasiado porque tampoco se agitó el ecosistema. Y hubo tiempo para la polémica. De la Fuente Ramos señaló penalti por unas supuestas manos de Babin que no fueron tales, aunque dos segundos antes Yanis cayó en el área en un balón dividido. Pasó por la pantalla del VAR el colegiado, que entendió que no hubo contacto en el botín de un Yanis que quizá estuvo más pendiente de caerse que de la pelota. El Sporting jugó su partido, dejando pasar el tiempo, y a la contra tuvo sus opciones. No así el Málaga, que metió en el área a su rival con De la Fuente Ramos bebiéndose dos minutos al menos de un añadido escueto. Creyó hasta el final el Málaga, pero sin crear una ocasión potable. Injusta derrota, sí, pero sigue siendo una derrota. Otra más.