Joaquín Muñoz era un tipo feliz a la conclusión del Málaga-Rayo Vallecano. Muy feliz. Como todos, obviamente, tras un triunfo en casa que se había enquistado durante cuatro meses, pero en el caso del malagueño la felicidad era por partida doble después de hacer su primer tanto en La Rosaleda. Un gol que celebró buscando las cámaras y realizando un gesto culinario, haciendo como que removía un plato de comida. Una dedicatoria que tenía dos destinatarios: sus padres. Así lo confesó después del partido a los medios del club a pie de césped y aún con la sonrisa en la cara.
"Se lo dije a mis padres esta mañana que comí con ellos. La celebración va por ellos, que me hicieron la comida", dijo el de Miraflores, que en redes sociales plasmó con una imagen su felicidad delante de la portería en la que había hecho el gol y dejando una frase que repitió después ante las cámaras: "Se me paró el corazón". Una noche especial, sin duda, para Joaquín: "Es un sueño cumplido. Venía desde chiquito al estadio y nunca veía el momento de poder marcar un gol aquí".