En un club donde su máximo accionista –Tino Saqués– tiene una guillotina para entrenadores en su despacho, un malagueño se gana el pan de forma exitosa. Álex Ortiz resiste los envites del profesionalismo en el Lugo y hace historia desde el banquillo de su filial, el conocido como Lugo B-Polvorín. El joven técnico de 33 años ha conseguido clasificar por primera vez al segundo equipo albivermello para disputar la fase de ascenso a Segunda División RFEF. Acabó segundo clasificado en el Grupo I de Tercera División tras una racha de 12 puntos sobre los 15 finales y ahora pelea por colocar en la antigua Segunda B a un equipo que hace un lustro militaba en categoría autonómica y que se convirtió en filial del Lugo en 2015. Una hazaña inusual en aquellas huestes.
Álex Ortiz recaló en el cuadro amurallado el pasado verano en medio de cierto recelo en el entorno lucense por un giro de timón importante en su estructura. Se prescindía de José Durán, un hombre de la casa, y llegaba un técnico joven y sobradamente preparado, pero ajeno al fútbol de cantera gallego. Sin embargo, con el devenir de la temporada se ha demostrado que no se equivocaron en la elección. La formación del malagueño en todos los ámbitos de su profesión lo avalaban. Ahora también los resultados, con el ascenso como estímulo y objetivo.
💪 Sodes ENORMES!💪
⚽️➡️ O #CDLugoB loitará polo ascenso!
👉Día histórico para o fútbol base lucense! PARABÉNS!!#ForzaLugo pic.twitter.com/UKcmQqjIvD— Club Deportivo Lugo (@CDeportivoLugo) March 28, 2021
Álex Ortiz llegó al Lugo tras ejercer como director de Cantera y Metodología en el Viitorul rumano. Previamente, trabajó en La Academia del Málaga CF, con estaciones en varios de sus equipos. Entrenó, entre otros, a David Larrubia. Igualmente, ha desempeñado su labor como entrenador en otros clubes de la provincia de Tercera División como el Alhaurín de la Torre o el San Pedro. Ahora pelea por ascender con el filial del rival del Málaga este domingo, el Lugo B-Polvorín.