La ley del más fuerte

Un buen Málaga CF se vino de vacío de Cornellà sin posiblemente merecerlo. Cuajó un buen partido, variando el sistema y forzando al Espanyol a sacar a pasear su poderío ofensivo. Y con eso le bastó (3-0). Porque al equipo de Vicente Moreno le bastó con un latigazo de Raúl de Tomás un cabezazo en un balón parado de Puado para mandar a la lona a un Málaga engullido por la ley de las áreas. Entre ambos goles Caye tuvo una ocasión excelente que malogró por culpa de un control erróneo. Un dibujo de las diferencias entre una plantilla que ha arrasado en la categoría y otra que, siendo siempre competitiva, hay días en los que no se puede subir a la chepa de su adversario. Ya en la recta final De Tomás repitió con un cabezazo de puro '9' que sentenció el asunto.

La dinamita 'perica' fue demasiado. Se intuía y quedó patente. Y no será porque el Málaga se vino abajo en ningún momento del partido. De hecho, el primer cuarto de hora fue malaguista. Sorprendió con el esquema de tres centrales y apostó por una presión que surtió efecto. Recuperación y salida en base al toque, fue mucho mejor en ese arranque el Málaga. Pero de un pelotazo de Diego López, presionado por Jairo, se gestó el 1-0. De Tomás la bajó con el pecho, el balón dio en su brazo y Puado -futbolista excelso- se montó en la moto. Jugada gris, claramente revisable y que pasó de puntillas en el césped. De ser al revés igual la decisión no habría sido tan apresurada. Sea como fuere, Puado la puso atrás y De Tomás soltó un zambombazo que dobló las manos de Dani Barrio. Tres toques para un golazo que el Espanyol no merecía.

El tanto no cambió el plan del Málaga, comprometido y con un Yanis acicalando cada ataque a banda cambiada. Alteró lo que tocó y ahí el Espanyol vio riesgo, aunque al Málaga, como tantas otras veces, le faltó pegada. En el 34' Escassi forzó una pérdida 'perica' y a Caye le cayó un balón dentro del área. Con el defensa más cercano a varios metros y con Diego López como última barrera. Controló hacia fuera, mal y sin chispa. Se escoró, se negó el gol a sí mismo. Y la falló. Ni llegó a rematar una de esas ocasiones que equipos como el Espanyol jamás hubiera perdonado. Seis minutos después, otra vez a balón parado, un gol en contra para el Málaga. Gran centro de Embarba, imperdonable fallo en la marca en el primer palo y gol de Puado. Antes del descanso, la segunda gran polémica con una falta a Jairo que el colegiado señalizó fuera del área. Estaba al límite y, aunque las distintas repeticiones aclaran poco, sí parece que el de Cabezón de la Sal cae a escasos milímetro de la línea del área.

La segunda mitad no varió en su contexto, tampoco en las intenciones de uno y otro equipo. El Málaga prefirió no desnudarse y eso impidió que el Espanyol, lejos de una versión superlativa, sufriera por el marcador. Los de Pellicer aparecieron de forma repetitiva por las inmediaciones del área de Diego López, pero con la persiana bajada en los metros finales. Muy bajada. A la contra la amenaza del Espanyol fue constante y De Tomás sentenció a 13 minutos del final. Puado caracoleó por banda derecha, sacó espacio para el centro y De Tomás apareció con el colmillo afilado desde atrás. Cabezazo y fin de la historia. Derrota puede que merecida, marcador claramente exagerado.