Un punto y a punto

Ya son 50. La barrera mágica que todo equipo que lucha por no bajar desea lograr, cuanto antes mejor. Ha costado, pero aquí están los 50 del Málaga. No es matemático, tampoco suficiente para Pellicer -habló de llegar hasta 52 en la previa-, pero es coronar un Everest particular. Logró puntuar (1-1) ante un Mallorca que fue menos fiero de lo que se presumía en La Rosaleda. Fue un buen inicio el del Málaga, peor en el sector intermedio y muy competitivo en el final. Un modo camaleónico habitual en esta temporada que ya toca a su fin con mucho que celebrar, aunque los más soñadores se hayan quedado sin el premio gordo.

La primera mitad comenzó con sorpresa. O con milagro, más bien. Un árbitro acudió a la pantalla del VAR ¡y tomó una decisión a favor del Málaga! Guarden en sus retinas la decisión de Hernández Maeso, que tras un rato de duda señalizó penalti por una clara mano tras un centro de Ale Benítez. Una mano clarísima para cualquier hijo de vecino que tardó en corroborarse. Lombán tomó la responsabilidad y lo hizo con acierto y aplomo. Gran definición, suave y tocada al palo contrario al que se lanzó Manolo Reina. Fue un buen comienzo del Málaga, que sorprendió al Mallorca encontrando espacios a la espalda de su defensa y con Caye y Jairo especialmente puntillosos.

Pero el Mallorca reaccionó, tiene una plantilla superlativa y se amoldó a las circunstancias. Salva Sevilla tomó el volante y los bermellones comenzaron a fluir. Sedlar avisó de cabeza, Soriano hizo una de sus paradas meritorias y antes de la media hora llegó el empate. Matos se durmió en la marca, Sastre tuvo todo el tiempo del mundo para poner el centro y Lago Junior, en el segundo palo, todo el espacio para saltar y cabecear al fondo de la red. Mal Ismael Casas en la marca, por cierto. De ahí hasta el descanso, territorio Mallorca. Amath obligó a Soriano a destacar en dos acciones muy diversas. En la primera, haciéndose grande en un remate escorado. En la segunda, volando para dejar una estirada estética y salvadora. Olía a 1-2, pero el de Benacazón se hizo gigante.

El bajón del equipo no gustó a Pellicer, que agitó el árbol con nombres y sistema. Entraron Cristo, Luis Muñoz y Yanis. Se fueron Matos, Ismael y Jairo. De los tres centrales al 4-1-4-1 con Escassi como ancla. Sin embargo, caraja para empezar. La defensa se durmió al completo en un centro desde la derecha y Lago Junior fusiló a Juan Soriano. Con el arquero batido llegó Juande, providencial, para negar el gol. El Mallorca dominaba la posesión, pero a la contra encontró su espacio el Málaga. Cabalgada de Caye, fino servicio para la llegada de Luis Muñoz y remate demasiado forzado del malagueño que se fue por encima del larguero. Muy clara.

En la última media hora hubo poco que rascar. El Málaga pasó a conformarse, sin apenas asomar por el ataque, y al Mallorca se le bajó la persiana en las inmediaciones del área de Soriano. Amath, eso sí, tuvo un par de alternativas dentro del área que no fue capaz de resolver. Ni Yanis encontró su sitio ni tampoco Scepovic, al que no le llegaron balones de provecho. En la última acción, Lombán chutó con potencia una falta en la frontal del área que llevaba todo el peligro del mundo, pero un defensor desvió. Resultado, un empate que vale al Mallorca, más cerca de Primera, y a un Málaga que espera fecha para certificar matemáticamente su salvación.