En un mundo que empieza a ser sospechosamente dominado por la inteligencia artificial y los números más grandes y complejos (el llamado 'big data', el detalle del detalle), ahí donde mucha gente se ahoga entre tanta probabilidad, promedio y predicción, está el Málaga CF. Como un náufrago al que le golpean las olas. Sin tiempo para bocanadas de aire. Cada vez más cerca de morir cuando se acerca a la orilla.
El equipo de Pellicer, antes el de Pepe Mel y anteriormente de Pablo Guede, lleva desde septiembre estancado en el descenso. Han cambiado muchas cosas: entrenadores, jugadores que ya no están y otros que llegaron, e incluso el director deportivo ya es historia para dar paso al siguiente, un nombre que todavía está cerrando el director general, Kike Pérez. Pero hay algo que no ha cambiado y es la situación deportiva límite del Málaga.
Concretamente, lleva desde la jornada cinco sin salir de ahí. De hecho, el Málaga solo ha estado fuera del descenso en dos jornadas de las 35 que se han disputado: jornada 3, tras el triunfo ante el Mirandés (14º), y jornada 4, a pesar de la derrota en casa contra el Albacete (18º).
Antes de su abrupta salida, Pepe Mel lanzó una promesa que no llegó a cumplir porque acabó siendo destituido. "El Málaga CF saldrá del descenso a finales de enero", dijo sin titubeos. Marcó un objetivo y lo sentenciaron días antes, estando a cuatro puntos de puestos de permanencia. Ahora, el equipo de Pellicer está a ocho y con un margen de maniobra mínimo.
Lo confirman los datos de Opta Analyst, que dan un 9,8% de posibilidades de salvarse. Según los grandes números, que tienen en cuenta una variedad de parámetros. El algoritmo dice que el Racing de Santander tiene un 93,9% de posibilidades de cerrar la permanencia en Segunda o que el Mirandés también lograría en 93,2 de cada 100 veces.
Al Lugo no le dan ninguna opción de salvarse, más bien un 73,4% de acabar; al Ibiza les da un 0,3% de opciones de mantenerse. Es más halagüeña sobre la Ponferradina, con un 11,6% de posibilidades de quedarse, algo más que el Málaga, que quiere obrar el milagro de Rafa Nadal en el Open de Australia de 2022.
En la final del último Grand Slam de Rafa, todo estaba en su contra. El de Manacor estaba dos sets abajo y perdía por 1-0 en el tercer set ante Medvedev. Entonces, en la retransmisión del partido se proyectó una gráfica que indicaba que la tecnología predictiva del torneo daba a Rafa Nadal un 4% de probabilidades de ganar. Y claro, acabó remontando en una de las finales más épicas que se recuerdan en la historia del deporte. "Es el título más inesperado de mi carrera", diría después.
El Málaga también quiere lograr algo parecido a lo de Rafa Nadal. Es llevarle la contraria a la estadística. Es encargarse por sí mismo de tumbar cualquier algoritmo que quiera predecir el descenso a los infiernos. Porque el fútbol, como lo extraordinario y lo cotidiano, muchas veces huye de cualquier explicación empírica.