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Un nuevo capítulo del ostracismo de Antoñín

Alberto Fuentes

Era septiembre de 2019 cuando Antoñín Cortés, ese jugón con el desparpajo del fútbol de calle, made in La Palmilla, de juego eléctrico y potente por banda, debutaba en La Rosaleda contra el Sporting. Víctor Sánchez del Amo necesitó pocos entrenamientos para verle destacar y confiar en su hambre de cara a gol. Meses después de su irrupción, el Granada confió en él como proyecto de futuro. Ahora, el extremo malagueño está en una situación que dista mucho de lo esperado.

Antoñín sigue siendo jugador del Granada, ya que tiene contrato hasta 2024, pero el entrenador nazarí, Paco López, no cuenta con él para competir en Primera División. La última decisión del técnico así lo revela, pues lo ha dejado fuera de la lista de convocados para viajar con el equipo a una concentración de pretemporada en Jerez de la Frontera.

Se ha quedado entrenando con el filial, el Recreativo Granada, precisamente uno de los rivales andaluces del Málaga CF en Primera Federación y donde juega el recién renovado Julio 'Julito' Martínez, exjugador del Atlético Malagueño que llegó a debutar con el primer equipo. Una situación temporal para Antoñín, que ya está buscando nuevos destinos para abandonar definitivamente la entidad granadinista o, al menos, encontrar otro lugar donde ir cedido.

Su último año ha sido muy extraño. Lo empezó en el Vitoria de Guimaraes de la primera división portuguesa, allí donde competían otros dos jugadores formados en la Costa del Sol como el deseado Iván Jaime o el regresado Kevin. En el país vecino solo duró media temporada, porque el Vitoria cortó su cesión al negarse a jugar con el filial.

De allí fue al Anorthosis chipriota, donde ha marcado cinco goles en 21 partidos, situación muy distinta a los escasos cinco partidos que jugó en Portugal. Terminada su segunda cesión en una temporada regular, este verano ha vuelto al Granada y ha visto que no tiene sitio en el recién ascendido a LaLiga.

El Granada pagó cerca de un millón y medio de euros más variables al Málaga por el traspaso del jugador malacitano. Una inversión importante que fue un absoluto salvavidas económico para el Málaga de las 18 fichas profesionales, en un momento de ahogamiento crítico como entidad.

Antoñín, el día que renovó con el Málaga en su mejor momento, meses antes de salir al Granada.

Tres años después, el canterano que prometía tanto, el que demostró en su primera cesión al Rayo Vallecano que podía ser un jugador decisivo, al menos, en Segunda División (marcó seis goles en 27 partidos), es ahora un joven de 23 años perdido en lo futbolístico. Ha estado en Málaga a principios de este verano, entrenándose cerca de su amigo Kevin en un centro privado.

Veremos si encuentra opción 'B' para abandonar el Granada o si termina aceptando su realidad y quedándose en el Recreativo Granada para tener minutos en Primera Federación, algo que parece más improbable porque ya se negó a jugar con el filial del Vitoria de Guimaraes.

Antoñín, de momento, sigue los pasos para ser una de esas joyas de La Academia perdidas por el camino, lleno de malas decisiones y actitudes erróneas que no llegan nunca a buen puerto en el complejo y exigente universo fútbol.

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