Pequeños malaguistas en Camerún: el gesto de Bisturí Solidario y el agradecimiento del portero Onana

Siempre es posible sacar sonrisas a través del fútbol, sea de manera más directa o indirecta. La fundación malagueña Bisturí Solidario ha conseguido mejorar las condiciones de vida a niños y niñas de Camerún con atención médica y un pequeño gran gesto futbolero: camisetas del Málaga CF para todos.

Una ayuda médica indispensable para las personas que, como esos pequeños nuevos hinchas del Málaga, conviven con la pobreza. "Hemos tratado hernias inguinales y otra patologías, sobretodo de bocio. Muchos la sufren desde que son pequeños. La sanidad en Camerún es complicada. Un médico tiene un salario de 190 euros al mes y una operación vale 2.500 euros y se la tienen que pagar de su bolsillo y tienen que esperar este tipo de campañas para poder ser intervenidos", relata César Ramírez, cirujano malagueño fundador de Bisturí Solidario.

La leyenda Basti ha tenido gran culpa de estos regalos malaguistas en tierras africanas. Lo cuenta Ramírez. "Tengo una buena relación con Basti y con el administrador judicial y como esta campaña en Camerún está, de alguna manera, ligada al fútbol, quisimos dejar nuestra huella dejando camisetas del Málaga que el club nos ofreció", contó el doctor a COPE Málaga.

¿Por qué esta campaña solidaria está relacionada con el fútbol? La respuesta se encuentra en el vínculo con André Onana, portero titular del Manchester United. "Recibí la llamada de Jordi, su representante. La Fundación Onana nos pidió ayuda para poder realizar intervenciones quirúrgicas en su país. Sus padres y sus hermanos nos prestaron su ayuda en todo. André no pudo estar, pero me ha invitado a un partido del Manchester United para agradecerme en persona lo que hemos hecho allí. Cuando se produzca el encuentro no dudes que le llevaré una camiseta del Málaga", explicaba Ramírez en dicha entrevista.

El malaguismo también puede ser un camino para dibujar felicidad y esperanza. La medicina es lo principal, pero los colores blanquiazules añaden ese punto de ilusión a los más pequeños, que quién sabe si sueñan con ser futbolistas algún día.