En la inauguración de la primera fase de la ciudad deportiva del Málaga hubo alrededor de 150 asistentes entre políticos, empresarios, miembros de la cúpula del club, cuerpo técnico, trabajadores, jugadores del primer equipo, cantera y femenino, así como ex miembros de la entidad y personas que estuvieron ligadas al Málaga. Pero faltaron otros muchos que merecían estar en un momento clave para la historia del Málaga.
Uno de ellos es el malogrado Manel Casanova, que falleció de un infarto en 2017, cuando presenciaba un partido de la cantera del Málaga en el campo del Malaka, club de barrio de la provincia. Tenía 66 años. Su adiós dejó una huella enorme en el club. Desde que llegó en 2011 a Málaga después de varias décadas como una referencia en el Espanyol, Manel Casanova construyó un sello propio asumiendo la responsabilidad de la cantera y reclutando jugadores de la talla de Sergi Darder, Pablo Fornals o En-Nesyri, entre muchos otros.
Un jugador que lo conoció es David Larrubia, cuando era aún un joven con el sueño de jugar algún día en La Rosaleda. Este año lo está haciendo y con el diez en la espalda. El mediapunta del barrio de La Luz estuvo presente en el acto de inauguración de la ciudad deportiva junto a otros representantes de la cantera malacitana como Roberto, Kevin, Carlos López, Izan Merino, Antoñito Cordero, Juande o Ramón. Cogió en micrófono para hacer de portavoz en la mesa redonda encuadrado en el evento y quiso recordar la figura de Casanova.
"Es un orgullo para todos nosotros, hablo en representación de todos mis compañeros, tanto del primer equipo como del filial y del femenino. Es una pena que no la hayamos podido disfrutar antes como nos hubiera gustado, pero es un gran paso adelante en el club. Creo firmemente que la cantera del Málaga es una de las mejores de España y con esta ciudad deportiva lo será más todavía. Es un día para estar todos muy felices. Doy las gracias a todas las personas que hicieron posible este trabajo. Me quiero acordar de una persona muy especial que me hubiera gustado que estuviera aquí con todos nosotros: Manel Casanova. Espero que esté bien allá donde esté, le mando un abrazo", pronunció Larrubia, que arrancó el aplauso de los presentes.
Casanova siempre se quejó de que el Málaga no podía estar deambulando por los campos de la ciudad, que necesitaba un espacio propio y adecuado a las necesidades de un club con tanta potencialidad de cantera. Se necesitaba una ciudad deportiva, se requería La Academia. Aquí la tiene, y allá donde esté estará orgulloso de que el paso del tiempo haya tenido su recompensa.