Ser futbolista es el sueño de muchos y el lujo de unos pocos. En días como este 4 de enero, todos aquellos que visten la camiseta del Málaga han sentido lo que muchos y muchas jóvenes desean. La admiración de una afición que viene a verte. El Málaga, en un entrenamiento a puertas abiertas que ya es tradición en vísperas de Reyes, se dio un baño de masas a mediodía de este jueves donde lo de menos fue el partidillo de entrenamiento, porque el partido clave se jugaba después. Regalos, firmas, fotos, pancartas. Es repartir ilusión.
Unas 5.000 personas estuvieron presentes en el estadio de Martiricos, que abrió sus puertas a partir de las once de la mañana, cuando ya había gente haciendo cola. Destaca la mayoría absoluta de niños y niñas menores de edad, con brillo en los ojos, pancartas hechas a mano y la garganta preparada para gritar el nombre de sus nuevos ídolos: "¡Kevin! ¡La camiseta!, "¡Murillo, una foto!", "¡Alfonso, los guantes!", "¡¡Roberto!!", "Larrubia, fírmame la pancarta"...
Pellicer tampoco se libró del clamor de la gente, como tampoco los más jóvenes. Desde Antonio Cordero o Izan Merino, cada vez más queridos por la parroquia malaguista -quizá por el poder de atracción que tienen siendo los más cercanos en edad (17) a los que pronuncian sus nombres- hasta Aarón Ochoa, con 16 añitos y el más vergonzoso. Que decenas de voces procedentes de un grupo formado por cinco mil personas te pidan una foto o un saludo debe imponer, aunque no tanto como jugar delante de 20.000 cada fin de semana.
La gente de Málaga tiene arte y tiene guasa. Se sabía. Dioni es malagueño y conoce esta parte intrínseca del malaguita medio. Pero no pudo evitar una sonrisa cuando un aficionado le regaló una fiambrera de lomo en manteca. El día que contó su anécdota del bocadillo con este manjar cambió todo. Le llaman 'Manteca' en el vestuario, como él mismo confesó, y se lo ha ganado por decreto.
Aquello fue un entrenamiento donde se celebraba cada gol en un partidillo donde, por cierto, se pudo ver con el grupo a Juande y Nelson Monte por primera vez desde sus lesiones, lo cual es una gran noticia. También a Juan Hernández. Aunque todos ellos están en reincorporación progresiva, por lo que no están todavía para jugar.
Pero cuando el balón paró, empezó el día de Reyes por adelantado para muchos pequeños aficionados malaguistas que se llevaron sus regalos. Firmas en pancartas, en camisetas, en bufandas y hasta en fundas de móviles; lanzamiento de mini balones firmados y otros de tamaño estándar, peluches y hasta caramelos. La cabalgata también sucede en La Rosaleda, y sin carrozas ni Reyes Magos.