La fiebre por el Málaga no es pasajera, más bien crónica. Este viernes por la mañana el equipo malagueño ha congregado a 1.500 hinchas en un entrenamiento a puertas abiertas que ayuda a reconectar con el aficionado, remueve la ilusión de los niños y niñas que humanizan en la cercanía a sus ídolos y promueve un sentimiento imparable que, de momento, acrecientan un poquito más las victorias y los sueños de ascenso.
El Málaga sonríe y en parte es gracias a su afición, que este domingo (12.00 horas) va a reventar La Rosaleda una vez más. Para el partido se colgará por tercera vez esta temporada el cartel de 'no hay billetes' después de una semana con un ritmo de venta altísimo. La venta total de las entradas ya ocurrió ante el Recre, donde finalmente la cifra se quedó en 25.180 espectadores por la habitual ausencia de un grueso de abonados. También contra el Real Madrid Castilla, y el contador se paró en 25.561. El rival estará acompañado por unos 200 aficionados que viajan desde la isla.
Aterriza en la caldera la UD Ibiza de Guillermo Fernández Romo, segundo clasificado con 55 puntos; equipo menos goleado con 18 tantos encajados y tercer máximo goleador con 44; mejor visitante de la categoría por delante del Málaga (25 puntos uno, 24 el otro) y uno de los proyectos de mayor presupuesto, potencial y profundidad de plantilla. Que llega, eso sí, en pleno bache de resultados con dos empates y una derrota en las últimas tres jornadas.
Ser el estadio de Primera Federación con mayor número de asistencia media es una demostración irrebatible de compromiso en el Málaga, que promedia 21.718 espectadores por partido en los doce encuentros disputados. La Rosaleda ha reforzado su condición de estadio latente y feroz en una temporada en la tercera categoría que está fortaleciendo lazos con la afición y creando nuevos sentimientos por el escudo. Los 20.000 abonados evidencian esta ola de pasión y fidelidad que un nuevo domingo va a reflejarse en las gradas del Málaga-Ibiza de la jornada 26.
Es para poner en valor... y en contexto. Se está apreciando un ritmo de expectación mayúsculo en comparación a las últimas temporadas. El Málaga está llenando más el campo esta temporada en Primera RFEF que en todas las que jugó en Segunda División (18.509 el año pasado, el tope). Incluso más que en el último año en Primera (2017/18, con 20.333 de promedio) o en la campaña 2015/16, cuando terminó octavo en la recordada etapa de Javi Gracia en el banquillo e iban a cada partido una media de 21.070 hinchas.
El tope está en los 27.101 de la temporada de la ilusión, con aquella clasificación para la Champions en 2011/12. Le siguen los 26.324 de la 2010/11 con la llegada al club de Al-Thani. Los datos en Primera RFEF no están tan lejos de los de la temporada de Liga de Campeones, la mítica 2012/13, con 25.431 espectadores en LaLiga y unos cuantos más en Champions.