Málaga o Celta Fortuna: quitar la espina de un último play off frustrado

Caprichoso a veces, el fútbol también imparte justicia y fija segundas, terceras y hasta cuartas oportunidades. El perfil de los dos equipos que se enfrentan al todo o nada este sábado (19.30 horas, La Rosaleda) es muy distinto. El Málaga, un histórico en una categoría que le incomoda porque se le queda pequeña. El Celta Fortuna, un filial que es una mina de talento y que sabe que no habría mejor mili para seguir reforzando al primer equipo que jugando en Segunda. Pero, a su vez, tienen algo en común. Son dos víctimas recientes de la crueldad de una promoción de ascenso.

Ambos llegan a la vuelta de semifinales del play off con un cartel bien distinto. El del Málaga es de obligatoriedad, no fallar delante de las 30.000 almas que se esperan en su estadio. La del Celta, soñar sin una mochila de expectativas tan pesada. Demostrar que pueden conquistar coliseos en estas condiciones, como lo hicieron esta misma temporada en Riazor.

Allí ganaron al Dépor por 0-1 con gol de Pablo Durán, en la jornada 7 del campeonato. Un triunfo de gran valor por el significado de esta rivalidad: no debe ser fácil de digerir que el equipo filial de tu eterno rival te gane en tu estadio delante de 25.672 personas. El Deportivo emergió y con una segunda vuelta sublime donde, de paso, también ganó al Fortuna en Balaídos (1-2) y como premio final ascendió de forma directa, además de llevarse el trofeo de campeón de campeones de Primera RFEF venciendo al Castellón.

El 2-2 de la ida lo deja abierto entre Málaga y Celta, aunque los de Pellicer avanzarían a la final si se diera un empate al término de una hipotética prórroga. La tercera posición liguera, lograda in extremis en la última jornada ante el Castilla, la agradecería en ese caso.

Los caminos dispares de ambos clubes confluyen en una herida similar, una cicatriz de la última experiencia que tuvieron jugando una semifinal a doble partido en un play off de ascenso. Por orden, el Málaga, bajo el lema 'Vamos a volver', se conjuró al máximo para tratar de vencer al Dépor en la temporada 2018/19. En A Coruña cayeron por 4-2 y en La Rosaleda, para la vuelta, ni el ambiente espectacular de la previa, ni el recibimiento inolvidable al autobús ni la efervescente grada pudieron frenar la decepción (0-1), con error grosero del Zamora de Segunda aquel año, Munir Mohand. Todo lo que podía salir mal, salió.

El recibimiento al equipo el 15 de junio de 2019, en la previa del Málaga-Dépor.

Un intento frustrado de volver a Primera al primer intento. La imagen de jugadores emocionados y abrazados, pidiendo disculpas a una grada que aplaudía honrando el esfuerzo, dio la vuelta a España entera. Ahora, la vida ha cambiado y el malaguismo se tiene que conformar (y con mucho gusto) con una situación más precaria, pues la lucha no es ahora por volver a la máxima categoría, sino por regresar a Segunda, el fútbol profesional del que nunca debió marcharse y al que tanto cuesta regresar.

El Celta B tiene su herida más reciente

El Celta Fortuna tiene más cercana su experiencia traumática con un play off. Ocurrió hace un año, cuando se clasificó para la liguilla de ascenso a Segunda y se cruzó con el Eldense. En la ida celebraron un triunfo por 3-2 en Balaídos que puso muy a favor la eliminatoria.En la vuelta en Alicante, sin embargo, no lograron rematar la faena. 

Al descanso se marcharon 0-0, resultado que le valía para avanzar a la final. Pero el Eldense, en cuestión de 15 minutos, marcó dos goles que terminaron volteando el global de 3-2 al 3-4 y dejando al equipo de Claudio Giráldez -ahora entrenador del Celta en Primera- sin opción a reaccionar. Estaban ante una gran oportunidad de jugar en Segunda. Al final, sería el Eldense quien acabó ascendiendo a Segunda al ganar también en la final al Real Madrid Castilla.

Las dos últimas experiencias de Málaga y Celta Fortuna en eliminatorias por el ascenso se han traducido en derrotas. Solo uno de ellos aprovechará la segunda oportunidad, mientras que el derrotado volverá a revolcarse en la crueldad del fútbol. Al menos, hasta que le llegue una tercera revancha.