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De las lágrimas a la locura: el partido del ascenso en el Auditorio Municipal de Málaga

Los aficionados, en el Auditorio Municipal
Escribo de todo, y a veces incluso lo hago bien.

El Málaga es de Segunda después de un partido increíble para el fútbol. El equipo blanquiazul estuvo fuera del fútbol profesional hasta el último suspiro. El gol de Antoñito Cordero ha valido todo un ascenso. El silencio se hizo en el Nou Estadi Costa Daurada. A cientos de kilómetros de allí, en el Auditorio Municipal Cortijo de Torres de Málaga, miles de aficionados estaban viendo el partido. Si la locura tiene un nombre es lo que se vivió allí después del gol.

Las cámaras de ElDesmarque estuvieron allí para presenciarlo. Desde el comienzo, cuando se cantó el himno bufanda al viento, pasando por el sufrimiento de los goles, la desesperación y, por último, el éxtasis. Como la vida misma.

En el vídeo que encabeza la noticia, el partido, desde el Auditorio Municipal de Málaga.

El Nàstic – Málaga para la historia

El partido entre el Nàstic – y el Málaga no ha sido un partido para sensibles. El equipo andaluz partía con la ventaja de un gol tras el 2 – 1 cosechado en la Rosaleda. El partido fue muy igualado en todo momento. En la segunda parte, pasada la media hora, una doble tarjeta amarilla de Nacho González dejaba al Nàstic con 10. Se ponía el partido de cara al Málaga. Sin embargo, el fútbol no es algo científico. 10 minutos después, Alan Godoy marcó el 1 – 0. Se hizo el silencio en el Auditorio Municipal Cortijo Torres en Málaga y se cayó el Nou Estadi Costa Daurada.

La desesperación entre los malaguistas

Ese gol igualaba la eliminatoria, pero el Nàstic tenía una ligera ventaja. En caso de empate se jugaría la prórroga, pero no penaltis. Debido a que el Nàstic quedó 2º en el Grupo 1 y el Málaga 3º en el Grupo 2, el equipo de Tarragona se llevaría la eliminatoria.

Llegó la prórroga… y no pudo empezar peor para los blanquiazules. Minuto cuatro y gol de Gorka Santamaría de cabeza. En Tarragona, la alegría. En Málaga la rabia y las lágrimas. Todo se veía perdido.

Llegó el descanso del tiempo extra. Quince minutos le quedaban al partido. Algunos seguían llorando, otros animaban confiando en su Málaga y otros preferían no mirar. Pellicer hizo un cambio a la desesperada en ese momento. Quitó al central Einar Galilea para sacar a Aarón Ochoa, mediapunta de 17 años. Fue salir al campo y el marbellí creó la esperanza: tiro desde fuera, rechaza el portero y vino el gol de Dioni. Quedaban doce minutos de infarto.

El milagro

Después de que el árbitro suspendiera el partido por lanzamiento de balones al campo y lo reanudara, el Málaga tuvo varias pero el gol no llegaba.

Llegamos al último minuto. En el Auditorio Municipal no cabía un ápice de tensión. Córner tras córner y el balón no entraba. Se lanzó desde la esquina el último. Rebotes, rechaces, un balón perdido… y apareció Antoñito Cordero, de Jerez de la Frontera y de 17 años, para batir al Nàstic. Lo que se vivió en Málaga después no tuvo nombre. Las lágrimas siguieron cayendo, pero esta vez eran otras. Bufandas al viento, himnos… el Málaga vuelve al fútbol profesional.

El momento del pitido final

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